Carta Pastoral con motivo de la Fiesta de Nuestra Señora de Mercedes

+Monseñor Bosco M. Vivas Robelo, Obispo de León

 

21 septiembre 1991 

A los Sacerdotes y Diáconos de la Diócesis, 
A los Religiosos y Religiosas, 
A los Catequistas y Delegados de la Palabra de Dios, 
A todos nuestros fieles católicos de León y Chinandega. 

GRACIA Y PAZ DE JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. 

Hermanos y hermanas: Desde que el Señor, en su infinita misericordia, me llamó por medio de su Vicario en la tierra el papa Juan Pablo II, para servir a esta amada y venerada Diócesis de León, decidí consagrar esta Iglesia Diocesana al purísimo corazón de María y así lo hice el mismo día de mi toma de posesión el 25 de mayo pasado. 

Con esta misma intención quise también, pocos días después, peregrinar junto con el clero de León y Chinandega al Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Concepción de la Ciudad de El Viejo.

Conforme han ido pasando los días, y voy conociendo a las persona y lugares de la Diócesis, voy constatando, con gozo y acción de gracias, que la devoción a la Santísima Virgen María es parte del ser de los leoneses y chinandeganos. 

Puedo decir con seguridad que en este aspecto de la vida cristiana hay plena armonía entre los fieles y su Obispo. 

Es un hecho que la Virgen es honrada e invocada en sus Misterios y en sus diversas advocaciones en toda en toda nuestra Diócesis; es igualmente cierto que, en la ciudad episcopal de León, la piedad para Nuestra Señora de las Mercedes es constante y está profundamente arraigada, de tal manera que podemos decir que la vida privada y familiar de los católicos leoneses se desarrolla, desde hace varias generaciones, bajo el manto de la Bendita Virgen de la Merced y bajo su maternal mirada. 

Somos, pues, testigos y autores del cumplimiento de la profecía de la Virgen: "... me llamará Bienaventurada todas generaciones" (Lc. 1, 48). 

No está de más recordar estas palabras de la Escritura Santa en estos tiempo en que algunas personas pertenecientes a sectas anticatólicas desconocen o atacan nuestro amor y devoción a la Madre de Cristo. Estemos seguros, los católicos, que nuestros homenajes a la Virgen María son agradables a Jesús, su Hijo, ya que El fue el primero que amó a su Madre en la tierra y la sigue amando en el cielo y quiere que aquellos que viven de su espíritu en el mundo también la amen. Además, toda devoción a Nuestra Señora lleva necesariamente hacia Jesucristo. Como en Caná de Galilea (Cf. Jn. 2, 1-12) ella dice a quien se le acerca e invoca: "Hagan lo que El les diga". 

No hay que olvidar que la auténtica devoción a la Virgen nos compromete e impulsa al cumplimiento del deber y a la responsabilidad en la construcción de la paz. 

Es bueno tener en cuenta todo esto ya que actualmente amenaza "a Nicaragua por un lado, la epidemia del cólera, otras enfermedades y la prolongada sequía (sobre todo en nuestra región), y por otro lado, destrucción moral de muchas familias, la desorientación y frustración de grandes sectores de la juventud, la extremada pobreza que angustia a muchísimos hermanos del campo y de las ciudades, el aumento alarmante del alcoholismo, la drogadicción, la prostitución y de la corrupción en general, la acción terrorista y la delincuencia que impunemente, sin que haya autoridad que la sancione o detenga, avanzan sembrando la inseguridad y preocupación de quienes ama a Nicaragua. 

Ante este panorama no faltan quienes se endurecen culpablemente en su egoísmo, en la insensibilidad social ante el dolor y la pobreza ajena y en la esclavizante búsqueda del placer y del dinero. 

Se constata que las soluciones que se pretenden dar a estos problemas prescinden generalmente de Dios y de la orientación cristiana que ha sido para Nicaragua un factor de estabilidad familiar y de honradez en el trabajo y en las relaciones humanas. 

Los medios de comunicación social que son tan importantes, no están, algunos de ellos, ayudando a superar estos problemas sino que, a veces, los aumentan y los alientan. 

A esto se agrega que después de año y medio de las elecciones que tanta esperanza despertaron en el país y fuera de él, la división e incluso el odio entre personas y grupos por causas políticas e ideológicas no ha desaparecido. 

Para superar esta compleja y dificilísima situación no basta hablar de reconciliación y hacer uso de la palabra "amor" de modo superficial pretendiendo justificar con estas palabras hechos o actitudes totalmente opuestas a las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia. 

La auténtica reconciliación y el verdadero amor no son posibles sin Cristo y el esfuerzo fraterno y decidido de todos para cumplir sus leyes. 

Ciertamente, hermanos que los tiempos que vivimos son difíciles; sin embargo son tiempos extraordinarios en gracia y precursores de un mundo mejor por la esperanza que tenemos en Cristo y en la intercesión de su Madre Santísima.

La Iglesia en Nicaragua se ha esforzado y se esfuerza por cumplir su misión evangelizadora, anunciado la Buena Nueva de Amor y Reconciliación verdaderos y consecuentemente sirviendo a la causa de la justicia, de la verdad y de la libertad. 

En este aspecto bastaría recordar y volver a leer la Documentación del Episcopado nicaragüenses en los últimos años hasta el día de hoy. 

Dentro del compromiso evangelizador y, por tanto, renovador de la Iglesia se inserta ahora la decisión de los obispos de Nicaragua de celebrar el segundo Concilio de la Provincia Eclesiástica Nicaragüense. Con este Concilio y, ya desde este momento con su preparación, se pretende responder concretamente a los retos y desafíos que presenta a la Iglesia la situación que vivimos y a la que hemos hecho referencia. 

Invito, pues, a todos los católicos de León y Chinandega a participar con entusiasmo en la preparación del concilio mediante la oración, la organización y el trabajo evangelizador en las parroquias y, sobre todo, mediante la conversión personal y el compromiso comunitario apara desterrar de nuestra patria los males que la amenazan o la aprisionan. 

Con este fin deseo, hermanos, que las fiestas en honor a la Virgen de Mercedes, Patrona de la Ciudad de León, sean celebradas con fervor cristiano, confiando que Ella sabrá continuar su misión maternal sobre estos hijos suyos que, en León y Chinandega, se esfuerzan por ser fieles a Cristo y a su Iglesia Católica. 

Nuestra Señora de Mercedes, Liberadora de Cautivos, nos ayudará para romper las cadenas del pecado, las ataduras de los vicios y para vivir en la libertad de los hijos de Dios y poniendo la bases de una Nicaragua renovada en el amor, la fe y la esperanza en Cristo, así como en la reconciliación entre todos. 

Que la Virgen de Mercedes bendiga nuestra Ciudad de León y a toda nuestra Diócesis. Que ella nos consiga suficientes y santas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada; como Estrella de la Nueva Evangelización nos guíe a la preparación del Concilio y nos asista en el compromiso apostólico. Que ELLA renueve con su amor la familia, la juventud y la patria en general. 

Con mi Bendición. 

Dada en la ciudad de León, a los veintiún días del mes de septiembre de mil novecientos noventa y uno. 

+ MONS. BOSCO VIVAS ROBELO. 

OBISPO DE LEON. 

Por mandato de su Excelencia Reverendísima 

Pbro. Antonio Herrera García. 
Canciller. 

( Léase y publíquese en la forma acostumbrada) 


Fuente: Conferencia Episcopal de Nicaragua