Solemnidad de la Sagrada Familia

+Mons. Domimgo S. Castagna, Arzobispo de Corrientes

 

26 de diciembre de 2004

Homilía

Mateo 2, 13-15. 19-23

1.- La Sagrada Familia obedece a Dios y emprende una secreta “huída”. En Jerusalén reina Herodes, el que intenta defender su trono matando al Niño, nacido de María Virgen. La historia se repite continuamente: lo de Dios es asediado por el enemigo con relativos éxitos de exterminio. 

2.- Es el tejido dramático de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. ¿No se repite hoy con la misma dramaticidad? La familia humana esta amenazada por otro Herodes, imperando desde la corte donde se fragua el asesinato de los niños inocentes porque molestan al Imperio y ponen en peligro la hegemonía del “ateismo militante” y del ya calificado “anticatolicismo”. La Iglesia sigue ofreciendo el Evangelio de la familia y de la vida. La consideran fuera de época y enemiga de la estabilidad de un régimen sin Dios y sin amor. ¿Tendrá que “huir” al Egipto del silencio y del anonimato? ¿Por cuánto tiempo? ¿El Herodes contemporáneo volverá a cerrar las fronteras para que el Niño Redentor no regrese? ¿Seguirá buscando, con el asesinato de millones de niños inocentes, al que quiere verdaderamente eliminar porque constituye el temido enemigo de su dominación?

3.- María y José no parecen temer, los alienta la confianza en las indicaciones precisas de Dios. Huyen y vuelven cuando el Ángel les advierte que es el momento del silencio o de la valiente manifestación. Las actitudes de la Familia de Nazaret constituyen la normativa de una Iglesia que no debe ambicionar el poder sino ofrecer al Salvador. Jesús sale a manifestarse como Mesías desde el recogimiento humilde de Nazaret y no se detiene hasta la Cruz y la Resurrección. Fuerte, pobre, manso y clarísimo predicador no intenta asediar el palacio de Herodes o las fronteras del Imperio Romano. Perdona a María Magdalena y a la mujer adúltera sin justificar demagógicamente su pasado. Ambas cambian de vida. Presenta la novedosa imagen de Dios Padre que espera ansiosamente al hijo más distante y hace una fiesta a su regreso. Como hombre aprende las virtudes de María y José, y como Dios las constituye en carne de la Verdad traída del Seno Trinitario. 

4.- Sagrada Familia de Nazaret que regresa siempre con el Salvador. Las familias cristianas deben mostrarla en su propio testimonio para que el Niño Salvador cumpla su misión. No es el momento de los lamentos estériles y de los ocultamientos cobardes. El que intentaba matar al Niño ha muerto hace muchos siglos. Es preciso volver de Egipto e instalarse en la sociedad contemporánea para vivir, en el misterio de Nazaret, los valores conculcados y la Palabra de Vida que rechazan irresponsablemente algunos y que otros reciben para ser “hijos de Dios” y poner los verdaderos cimientos a la fraternidad y a la paz.

Fuente: Arquidiocesis de Corrientes, Argentina