Contemplar a Cristo con María

+ Fernando Chávez Ruvalcaba, Obispo de Zacatecas

 

1.- INTRODUCCIÓN

Queridos Hermanos:

En nuestras Reuniones de los últimos domingos de mes, queremos acrecentar la lucidez y el compromiso de nuestra fe cristiana católica. Este año nos ocupa el tema de la Familia y precisamente unido a él, la vez pasada hemos comenzado a explicar la Carta Apostólica del Santo Padre Juan Pablo II "Rosarium Virginis Mariae". La parte Introductoria nos ha ocupado en nuestra Reunión del mes pasado.

Continuando con el estudio reflexivo de dicha Carta Apostólica, hoy veremos el Capítulo Primero que se intitula "Contemplar a Cristo con María". Este Capítulo es denso en la doctrina que propone, pero establece los fundamentos doctrinales que se encuentran en el rezo contemplativo del Santo Rosario, sobre todo en este año dedicado a él. Recordemos que el Santo Padre nos invita iluminadamente a que en nuestras familias se rece el Santo Rosario para fortalecerla a través de la oración constante en compañía de María quien nos acompaña a lo largo de nuestras vidas para que configurados con su divino Hijo, podamos alcanzar los frutos de la redención eterna que El con los méritos de su Pascua nos ha conquistado.

2.- JESÚS TRANSFIGURADO ES EL ICONO (IMAGEN) DE LA CONTEMPLACIÓN CRISTIANA.

El Papa nos remite a la figura de Cristo transfigurado en las alturas del monte Tabor, cuando ante sus discípulos y apóstoles Pedro, Santiago y Juan, dejó entrever la futura gloria de su resurrección gloriosa. Esta transfiguración fue como un anticipo o adelanto de lo que sus apóstoles y creyentes en El, conseguirán fiados de sus promesas de vida perfecta, radiante y eterna.

"Fijar los ojos en el rostro de Cristo, descubrir su misterio en el camino ordinario y doloroso de su humanidad hasta percibir su fulgor divino manifestado definitivamente en el Resucitado glorificado a la derecha del Padre es la tarea de todos los discípulos de Cristo; por tanto, es también la nuestra".

Contemplar el rostro radiante de Cristo transfigurado, es disponerse para acoger el misterio de la vida trinitaria, para experimentar de nuevo el amor del Padre y gozar de la alegría del Espíritu Santo. De esta manera también todos y cada uno nos vamos transfigurando con Cristo reflejándolo como en un espejo, según la enseñanza de la Escritura (2 Co 3, 18).

3.- MARIA, MODELO DE CONTEMPLACIÓN.

El Papa nos enseña que "la contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial". La maternidad de María con relación a Cristo, evoca una intimidad espiritual y especial muy grande. Ciertamente María ha dedicado toda su vida de Madre a contemplar el divino rostro humanado de su Hijo. Contemplación que se desarrolla desde la Anunciación, pasando por Belén al darle a luz y al recostarlo en un pesebre envuelto en pañales. La mirada contemplativa de María hacia su Hijo jamás se separó de El. En los pasajes de la infancia; en las bodas de Caná; en los dolores acervos de su alma atravesada por la espada del dolor al pié de la cruz. Al recibir al discípulo amado que le encomendó Jesús, allí su contemplación amorosa y materna nos acogió a todos los que habríamos de creer en su Hijo. Su mirada radiante y llena de gozo fue realidad maravillosa en la resurrección de Jesús y radiante y ardiente también con la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14).

4.- LOS RECUERDOS DE MARIA.

Al contemplar María a Cristo tuvo muy en cuenta sus palabras y hechos: "guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón". Nunca dejó de contemplar asidua y constantemente a su divino Hijo humanado en su vientre virginal y luego dado generosamente a los hombres para salvarlos. Los "recuerdos "de María han constituido en cierto modo, el "rosario" que ella rezó constantemente en los días de su vida terrena.

Ahora en la gloria celestial en donde María ha quedado definitivamente unida al Redentor glorificado, su alabanza y acción de gracias perduran sin fin. Estos son los motivos que inspiran su solicitud materna hacia la Iglesia peregrina de la cual es "evangelizadora".

"María propone continuamente a los creyentes los "misterios" de su Hijo, con el deseo de que sean contemplados, para que puedan desplegar toda su fuerza salvadora. Cuando reza el rosario la comunidad cristiana está en sintonía con el recuerdo y la mirada de María".

5.- EL ROSARIO, ORACIÓN CONTEMPLATIVA.

A partir de la experiencia de María, el rosario es una oración marcadamente contemplativa. Esta enseñanza que el Papa actual recuerda al tomarla de su predecesor Pablo VI nos hace descubrir, que sin ella el Rosario se desnaturalizaría: "Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: "cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad".

El Papa sapientemente nos inculca que por naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que deben favorecer en quien ora los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza.

Teniendo en cuenta esta enseñanza de Pablo VI, el actual Papa, pone de relieve algunas dimensiones del Rosario que definen mejor su carácter de CONTEMPLACIÓN CRISTOLOGICA, a saber:

A).- Recordar a Cristo con María.

B).- Comprender a Cristo desde María.

C),. Configurarse a Cristo con María.

D).- Rogar a Cristo con María.

E).- Anunciar a Cristo con María.

Daremos comienzo a estos apartados de la Carta Apostólica, explicando el primero, para dejar luego las correspondientes explicaciones de los puntos restantes para la próxima Reunión del mes de Abril.

A).- RECORDAR A CRISTO CON MARIA.

Recordar tiene aquí un sentido bíblico de "memoria" (zakar), que actualiza las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación. La Biblia nos conduce a través de los acontecimientos salvífcos que tienen su culmen en Cristo. Son el "ayer" y el "hoy" de la salvación. Sabemos que esta actualización se lleva a cabo en el despliegue de nuestra Liturgia. En ella la salvación toca y compromete a los hombres de diversos tiempos y generaciones actualizándose de esta manera la Pascua de Jesús. Con actitud de fe y amor el creyente cristiano se abre a la gracia que Cristo nos ha alcanzado con sus misterios de vida, muerte y resurrección.

Sin embargo, de acuerdo a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, si bien la Liturgia es la fuente y el culmen de toda la vida cristiana, sin embargo no agota toda esa vida, pues se dan de hecho otras dimensiones del vivir cristiano. Así, el Rosario, con su carácter específico pertenece a todo el variado panorama de la oración incesante. Si la Liturgia es acción salvífica por excelencia, el Rosario, en cuanto meditación de Cristo con María, es contemplación saludable que forja continuamente la propia existencia en comunión con Cristo y María.

Zacatecas, Zac., 30 de Marzo del 2003.

+Fernando Chávez Ruvalcaba
Obispo de Zacatecas