Dimensiones de la contemplación a Cristo con María

+ Fernando Chávez Ruvalcaba, Obispo de Zacatecas

 

1.- Introducción.

En las dos reuniones anteriores, hemos comenzado a explicar la Carta Apostólica de Su Santidad, Juan Pablo II, "Rosarium Virginis Mariae". Ya hemos asimilado la Introducción en la primera Reunión y luego, la vez anterior, dimos inicio al estudio reflexivo y contemplativo del Capítulo Primero que lleva como título: "Contemplar a Cristo con María".

En este Capítulo el Santo Padre nos enseña y recuerda las dimensiones de la contemplación a Cristo en compañía de María. Dichas dimensiones han sido enumeradas en el guión anterior y de las cuales explicamos la primera: "Recordar a Cristo con María".

Hoy continuamos con el estudio y asimilación de las restantes dimensiones de esta contemplación, a saber: "Comprender a Cristo desde María"; "Configurarse a Cristo con María"; "Rogar a Cristo con María" y "Anunciar a Cristo con María

2.- "Comprender a Cristo desde María".

Cristo es por excelencia el revelador del Padre y por eso también es el Maestro, que enseña y es esa revelación en sí mismo. Es necesario "comprenderlo a él". Tanto el Espíritu Santo como María llena de este Espíritu, nos introducen profundamente en el conocimiento del misterio revelado..

El episodio de las Bodas de Caná, nos muestra a María como la maestra que indica y exhorta a los criados a ejecutar las disposiciones de Cristo (Jn 2, 5 ).
María, más tarde, después de la Ascensión de Jesús, ora en compañía de los discípulos en el cenáculo de Jerusalén, esperando la efusión del Espíritu Santo y los confortó en la primera misión de la Iglesia naciente.

"Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la escuela de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje". Esta escuela de María, dispone y prepara a recibir los dones del Espíritu Santo y a realizar "la peregrinación de la fe ( L.G. n. 58 ) María de esta manera enseña a los cristianos la obediencia de la fe: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" ( Lc 1, 38 ).

3.- "Configurarse a Cristo con María".

El Papa nos dice, que la espiritualidad cristiana tiene como característica el asemejarse a Cristo, el Maestro. El Espíritu Santo une desde el bautismo a los creyentes con Cristo a semejanza de los sarmientos a la vid. La gracia nos hace vivir como miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Esto ha de llevar a los creyentes a una continua y creciente adhesión a Cristo para seguir "la lógica de Cristo" teniendo en nosotros los mismos sentimientos del Maestro. Según el Apóstol, es necesario "revestirse de Cristo" ( Rm 13, 14; Ga 3, 27 ).

Al rezar el Rosario se va logrando la configuración del cristiano con Cristo. Es una "configuración amistosa". Esta práctica piadosa hace al cristiano como "respirar" los sentimientos de Jesús. Con el Rosario los creyentes se unen íntimamente a Cristo y a María, realizando con ellos una comunión de vida y aprender de ellos, que son ejemplos eminentes de humildad, pobreza, vida oculta, en la paciencia y hacia lograr lo perfecto.

Al configurarse con Cristo a través del Rosario, se lleva a cabo también el influjo de la acción materna de María. Ella es Madre de Cristo y miembro preclaro y del todo singular, pero al mismo tiempo es "Madre de la Iglesia". Como tal engendra continuamente hijos para el Cuerpo Místico del Hijo. Lo hace con su intercesión e implora sin cesar la efusión del Espíritu: "Ella es el icono perfecto de la maternidad de la Iglesia"

María en Nazareth, educó y formó a Cristo niño, adolescente y joven. Esto le ha permitido "educarnos y modelarnos", con la misma solicitud, hasta que Cristo sea formado plenamente en nosotros. Esta acción materna de María sobre los creyentes no impide la unión directa de ellos con Cristo, ya que su acción medianera está subordinada a la de Cristo y de ella recibe toda su eficacia. En esto se basa el que Juan Pablo II haya puesto todo su pontificado bajo la tutela de María con una entrega personal suya: "Totus tuus", como expresa su lema.

Siguiendo las enseñanzas de San Luis María Grignion de Montfort, que cita el Papa, nuestra perfección cristiana consiste en ser conformes, unidos y consagrados a Jesucristo y esto es precisamente lo que realiza en los creyentes la devoción a María, Madre del Redentor, por eso quien esté más adherido a María logrará por eso mismo la total consagración y configuración con Cristo. El Papa termina este apartado diciendo: "Verdaderamente, en el Rosario el camino de Cristo y el de María se encuentran profundamente unidos. María no vive más que en Cristo y en función de Cristo".

4.- "Rogar a Cristo con María".

Jesús nos ha enseñado a dirigirnos al Padre con la petición, llamando a su puerta. El fundamento de esta eficacia que Cristo describe en su evangelio (Cf. Mt 7, 7 ). es la bondad paterna de Dios, la mediación del mismo Cristo y la mediación del Espíritu Santo. que interceden por nosotros según los designios de Dios.

Precisamente la Virgen María interviene en esa acción de Cristo y del Espíritu Santo con su eficaz intercesión materna. La oración de la Iglesia se apoya en la oración de María. María es la pura transparencia de la única mediación de Cristo con el Padre y es la fiel cumplidora de las inspiraciones del Espíritu Santo.

Así, el Rosario es a la vez mediación y súplica. En esta práctica resplandece la confianza de ser escuchados y atendidos por su Hijo. Ella lo puede todo ante el Corazón de su divino Hijo. Es la enseñanza del Beato Bartolomé Longo a quien el Papa cita. La certeza, basada en el Evangelio, se ha ido consolidando en la experiencia orante del pueblo cristiano. El Dante, autor de "La Divina Comedia", siguiendo a San Bernardo de Claravale, expresa: "Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas".

"En el Rosario, mientras suplicamos a María, templo del Espíritu Santo, ella intercede por nosotros ante el Padre que la llenó de gracia y ante el Hijo nacido de su seno, rogando con nosotros y por nosotros".

5.- "Anunciar a Cristo con María".

El Rosario, según el Papa, es también un itinerario (camino) de anuncio y profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Esta experiencia orante y contemplativa trata de modelar al cristiano según el Corazón de Cristo. En el rezo del Rosario con celebraciones comunitarias, familiares, en las parroquias y en los santuarios, se ofrece a los pastores una "significativa oportunidad catequética que debe aprovecharse. De esta manera María continúa en la Iglesia anunciando a Cristo. La Iglesia en la persona y en el apostolado de los dominicos ha sabido aprovechar el rezo del Santo Rosario en momentos difíciles a causa de la difusión de las herejías. Hoy también, estamos ante nuevos retos y desafíos y el Papa nos pide: "¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del Rosario con la fe de quienes nos han precedido?. El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bajage pastoral de todo buen evangelizador".

Conclusión:

Imbuidos con el espíritu de Juan Pablo II, renovemos el aprecio y la práctica del Santo Rosario iluminándolo con estas sabias enseñanzas del Sumo Pontífice y realicemos con él y con toda la Iglesia, la experiencia nueva de orar incesantemente con las cuentas del Rosario en compañía de Cristo y María, siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo que nos enseña a orar como conviene a los hijos de Dios "con gemidos que no pueden expresarse" y que sólo Dios conoce y atiende.

Zacatecas, Zac. a 27 de Abril del 2003.

+ Fernando Chávez Ruvalcaba. Obispo de Zacatecas