Conclusión de la Encíclica "Rosarium Virginis Mariae"

+ Fernando Chávez Ruvalcaba, Obispo de Zacatecas

 

1.- INTRODUCCION.

En nuestros Encuentros de este año 2003, hemos dedicado nuestro tiempo a estudiar y a reflexionar en los contenidos de la Encíclica de Juan Pablo II, “Rosarium Virginis Mariae”. Nuestro intento ha sido cumplir con el buen deseo de Su Santidad: que revaloricemos el Rosario como una práctica de piedad tradicional, siempre actual y siempre abierta a las necesidades y exigencias del mundo de hoy, si es que las familias principalmente logran con la ayuda de la gracia divina y con fe viva, asimilar los ricos contenidos de fe que contiene esta práctica de piedad.

Ya hemos visto la Introducción y los tres Capítulos que integran esta sólida doctrina que propone esta Encíclica, con el fin de que a partir del “Año del Rosario” que ha promulgado el Papa y que va de Octubre del 2002 a Octubre del 2003, sea alimento y energía espirituales que refuercen y revitalicen la fe y las obras de los cristianos, al principio del tercer milenio en compañía de Cristo y Santa María del Rosario.

Hoy explicaremos la Conclusión de tan importante documento que nos ha regalado nuestro querido Juan Pablo II.

2.- “ROSARIO BENDITO DE MARIA, DULCE CADENA QUE NOS UNES CON DIOS”.

En toda la enseñanza de esta Encíclica se expresa ampliamente la riqueza de esta oración tradicional, que tiene la sencillez de una oración popular y al mismo tiempo la profundidad teológica para quien desee profundizar en su contemplación del misterio de Cristo en compañía de María.

La Iglesia siempre ha visto y experimentado la eficacia particular de esta oración popular al confiar las causas más difíciles al rezo de esta práctica.

Sabemos por la historia de la Iglesia, cómo en momentos de peligro para la cristiandad, se confió a la Virgen María la protección y la salvación del pueblo cristiano.

Nos dice el Santo Padre: “Hoy deseo confiar a la eficacia de esta oración la causa de la paz en el mundo y en la familia”.

3.- LA CAUSA DE LA PAZ.

El Papa nos hace pensar que las grandes dificultades que se presentan en el panorama mundial al comienzo de este nuevo milenio, nos inducen a pensar que solamente con una intervención de lo alto, tanto los que están en situaciones difíciles y conflictivas, como los que gobiernan a las naciones, podrán esperar un futuro menos incierto y oscuro.

El Rosario nos hace pensar en Cristo, quien es el Príncipe de la Paz. Por esta razón esta práctica está orientada por su naturaleza a la paz. Con el Rosario los cristianos profundizan en la vida de Cristo y aprenden el secreto de la paz y hacen de él un proyecto de vida. Con María, meditando los Misterios de la vida de Jesús se asimila en la soledad del alma una acción pacificadora que hace a los cristianos poseer y difundir el don de la paz que brota de Cristo resucitado.

Además, esta oración promueve la paz por los frutos de caridad que produce. Favorece el encuentro con Cristo en la contemplación de sus misterios y muestra también el rostro de Jesús a quienes sufren.

Así, los misterios de gozo, nos hacen contemplar al Niño de Belén sintiendo el deseo de acoger, defender y promover la vida, haciéndose cargo del sufrimiento de los niños inocentes en el mundo. Con los misterios de luz, los orantes cristianos se proponen vivir las bienaventuranzas del Reino en la vida de cada día.. Los misterios de dolor nos hacen ser compasivos y solidarios con los hermanos abatidos por el dolor u oprimidos por la desesperación; de esta manera nos hacen “cireneos” de Cristo que carga la cruz y se inmola por todos los hombres en el ara de la cruz. Con los misterios de gloria los cristianos se unen a Cristo glorioso y a su Madre asunta a los cielos y coronada Reina, con el deseo de hacer de este mundo m{as hermoso, más justo, más cercano al proyecto y plan de Dios.

Unidos a Cristo por medio del Rosario nos hacemos constructores de la paz en el mundo con El. Con el Rosario cumplimos el deseo de Cristo de orar siempre y sin desfallecer, luchando por la noble tarea de ser constructores de la paz., venciendo con Cristo todos los males que nos aquejan.

4.- LA FAMILIA REALIZA LA TAREA DE LOS PADRES.

Contando con que el Rosario es oración por la paz, es también oración de la familia y por la familia. Antes, el Rosario unía a las familias y las hacía vivir en comunión. Es conveniente, dice el Papa, no perder esta preciosa herencia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias. El Papa afirma que en su carta apostólica Novo Millennio Ineunte, ha estimulado a los cristianos a la celebración de la Liturgia de las Horas en la vida de las diversas comunidades y grupos, es ahora también su deseo de hacerlo igualmente con la plegaria del Rosario. Se trata de dos caminos no alternativos sino complementarios, de la contemplación cristiana, nos dice: “Pido, por tanto, a cuantos se dedican a la pastoral de las familias que recomienden con convicción el rezo del Rosario”.

La familia que reza unida, permanece unida. El Rosario con toda su tradición en la vida de la Iglesia, reúne a las familias. Al contemplar a Jesús, cada uno de los miembros de la familia obtiene la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicarse, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios.

“Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y, a veces, los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima. La familia que reza unida el Rosario reproduce un poco el clima de la Casa de Nazareth: Jesús está en el centro, se comparten con El alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de El la esperanza y la fuerza para el camino”

5.- LA FAMILIA REALIZA LA TAREA DE LOS HIJOS.

Siendo el Rosario el itinerario de la vida de Cristo, será muy hermoso y fructuoso confiar también esta oración a los hijos, para que ellos asemejándose a Cristo recorran los misterios de su vida y crezcan con El en edad, gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres.. Las generaciones cada vez se separan por la acción constante de los medios de comunicación y por la globalización, todo queda acelerado y cada día es mayor la distancia cultural entre las generaciones. Los impactos constantes de los medios de comunicación hacen mella en los hijos niños y adolescentes y a los padres se les hace sumamente difícil afrontar los peligros que enfrentan sus hijos.. “Con frecuencia se encuentran ante desilusiones fuertes, al constatar los fracasos de los hijos ante la seducción de las drogas, los atractivos de un hedonismo desenfrenado, las tentaciones de la violencia o las formas tan diferentes del “sinsentido” y la desesperación”. Por esto, rezar el Rosario por los hijos y con los hijos, educándolos desde la más tierna edad a unirse con Dios para hacer su voluntad con el apoyo imprescindible de la familia.. Se deben probar las formas nuevas y adecuadas de revalorizar el rezo del Rosario haciéndolo más dinámico y más atractivo para todos los jóvenes. Las jornadas mundiales de la juventud han demostrado cómo las nuevas generaciones aprecian el Rosario, si se les enseña a rezarlo bien.. Dice el Papa:”estoy seguro de que los jóvenes mismos serán capaces de sorprender una vez más a los adultos, haciendo propia esta oración y rezándolo con el entusiasmo típico de su edad”.

6.- EL ROSARIO, UN TESORO POR RECUPERAR.

Bastará leer y comentar el final conclusivo de esta Encíclica para acabar de apreciar las recomendaciones que sobre el Santo Rosario, hace el Sumo Pontífice con el fin de recuperar el tesoro que es el Rosario de la Virgen María.

Zacatecas, Zac., Agosto del 2003.

+ Fernando Chávez Ruvalcaba, Obispo de Zacatecas.