María, mediadora

SS. Juan Pablo II

 

Audiencia. 1 de Octubre 1997

Queridos hermanos y hermanas:

El Concilio Vaticano II da a la Virgen María el título de "Mediadora" al afirmar que "continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna" (LG, 62). En la Encíclica Redemptoris Mater he recordado que "la mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas"(n. 38). Y el título de "Madre en el orden de la gracia" muestra que la Virgen coopera con Cristo en el renacimiento espiritual de la humanidad.

La mediación de María no ofusca ni disminuye "la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia...; favorece, y de ninguna manera impide, la unión inmediata de los creyentes con Cristo" (LG, 60). En realidad, la mediación materna de María es un don del Padre a la humanidad. Por esto el mismo Concilio concluye que "la Iglesia no duda en atribuir a María esta misión subordinada, la experimenta sin cesar y la recomienda al corazón de sus fieles para que, apoyados en su protección maternal se unan más íntimamente al Mediador y Salvador" (LG, 62).