La Anunciación

SS. Juan Pablo II

 

Audiencia. 2 de abril de 1997

Queridos hermanos y hermanas:

La Virgen María, al aceptar con plena disponibilidad las palabras del arcángel Gabriel, que le anunciaba que sería la Madre del Mesías, empezaba a participar en el drama de la Redención. Su presencia en el Calvario no es sólo fruto del amor espontáneo por su Hijo, sino que su unión "en la obra de la salvación se manifiesta desde la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG, 57). Con un auténtico acto de amor, ella ofrece a su Hijo como "víctima" de expiación por los pecados de toda la humanidad. El evangelista san Juan, al referir que María y las otras mujeres "estaban de pie" junto a la cruz, señala su dignidad y fortaleza. Al mismo tiempo, frente a los insultos y desprecios que recibe Jesús crucificado, María manifiesta indulgencia y perdón, asociándose a la súplica de su Hijo al Padre: "Perdónales, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34).