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Mensaje
al final del Rezo del Rosario
SS.
Juan Pablo II
Santuario de Ludźmierz, Polonia.
Sábado 7 de junio de 1997
1. ¡«Reina
del rosario, ruega por nosotros »! En este primer sábado de mes,
en el recuerdo del Corazón inmaculado de la santísima Virgen María,
venimos acá, al santuario de Nuestra Señora de Ludźmierz ,
patrona de Podhale. Este es un lugar muy digno de convertirse hoy en el
templo en que se unen los fieles de todo el mundo, junto con el Papa,
para la plegaria del rosario. Ya desde hace casi seiscientos años, las
sucesivas generaciones de habitantes de Podhale y de fieles de toda
Polonia rinden aquí homenaje a la Madre de Dios. Y esta veneración
a María está indisolublemente vinculada con el rosario. El pueblo
local, que se caracteriza por una fe sencilla y profunda, siempre ha
comprendido que la plegaria del rosario es una fuente maravillosa de
vida espiritual. Desde hace siglos, con un rosario en las manos, venían
acá los peregrinos de varios estados —familias y parroquias
enteras— para aprender de María el amor a Cristo.
Y
elegían, de este modo, la mejor escuela, porque meditando los misterios
del rosario contemplamos con los ojos de María los misterios de la vida
del Señor, su pasión, muerte y resurrección. Los revivimos tal como
los vivió ella en su corazón de madre. Rezando el rosario hablamos con
María, le encomendamos con confianza todas nuestras preocupaciones y
tristezas, nuestras alegrías y esperanzas. Le pedimos que nos ayude a
aceptar los planes de Dios y nos alcance de su Hijo la gracia necesaria
para cumplirlos con fidelidad. Ella —siempre al lado de su Hijo en sus
misterios gozosos, dolorosos y gloriosos— también está presente en
medio de nuestros problemas de cada día.
2. El
ritmo de la plegaria del rosario marca el tiempo en esta tierra de
Podhale, de Cracovia y de la nación polaca; lo impregna y lo forma. De
cualquier modo que se desarrollaran los acontecimientos humanos —en el
gozo por los frutos del trabajo diario, en la lucha dolorosa contra las
contrariedades o en la gloria por los triunfos logrados— siempre
encontraban su reflejo en los misterios de Cristo y de su Madre. Por
eso, la costumbre de rezar el rosario nunca se ha apagado en el corazón
de los fieles, y hoy parece consolidarse aún más. Lo manifiesta con
claridad el desarrollo de la «Hermandad del Rosario viviente», fundada
precisamente aquí, en el santuario de Nuestra Señora de Ludźmierz
, hace cien años. El testimonio de los que en esta sencilla plegaria
encuentran una fuente inagotable de vida espiritual estimula a los demás.
Me alegra saber que esa Hermandad se ha extendido más allá de las
fronteras de Polonia, incluso a otros continentes. En muchos centros de
emigrantes polacos surgen nuevos círculos del Rosario viviente. Es un
apostolado estupendo. Pido a Dios que lo sostenga, para que dé buenos
frutos en el corazón de todos los polacos, tanto en la patria como en
el extranjero.
3. Hoy
quiero agradecer de todo corazón a los fieles de Podhale y de toda la
archidiócesis de Cracovia el gran don de la plegaria del rosario.
Sé que todos los días os reunís aquí, a los pies de María, Nuestra
Señora de Ludźmierz , y en muchos otros lugares, para encomendar a
su protección los problemas del Sucesor de Pedro y a la Iglesia misma,
que la Providencia ha confiado a su solicitud. Sé también que en las
parroquias de Podhale, de Orawa, de Spisz, de Pienini, de Gorce, habéis
orado también por este viaje mío a Polonia, reuniéndoos por familias,
y elevando una incesante oración en el ámbito del «rosario
peregrinante». Os agradezco esta admirable obra de oración.
Siempre he podido contar con ella, especialmente en los momentos difíciles.
Tengo mucha necesidad de ella y sigo pidiéndola.
Saludo
cordialmente a toda la comunidad parroquial de Ludźmierz , a sus pastores
y a sus fieles. Se puede decir que se extiende al mundo entero, pues
en cualquier parte donde han llegado y siguen llegando los montañeses
polacos está presente también la Patrona de Ludźmierz : está
presente en las casas y en las iglesias, pero sobre todo en los
corazones. ¡Ojalá que su presencia no falte nunca!
También
quiero saludar de modo particular a la Asociación de familias
numerosas, que han venido a encomendar a María su felicidad
familiar, a menudo difícil. En el mundo de hoy sois testigos de la
felicidad que brota de la comunión en el amor, incluso a costa de
muchas renuncias. No tengáis miedo de dar este testimonio. Tal
vez el mundo no os comprenda; tal vez el mundo pregunte por qué no habéis
escogido un camino más fácil, pero el mundo necesita vuestro
testimonio, el mundo necesita vuestro amor, vuestra paz y vuestra
felicidad. Que os sostenga María, protectora de las familias. Dirigíos
a ella lo más frecuentemente posible. Rezad el rosario. Que esta oración
sea el fundamento de vuestra unidad.
Se
encuentran aquí presentes sacerdotes y laicos, que desde hace años
desempeñan en esta región la pastoral de la sobriedad.
Encomiendo a María, Nuestra Señora de Ludźmierz , vuestro
apostolado. Le pido que os obtenga el espíritu de fortaleza, de
perseverancia y también de gran sensibilidad y delicadeza con
respecto a todo hombre.
Contemplo
con admiración este santuario, que ha crecido y se ha embellecido
tanto. Eso es signo de vuestra entrega y generosidad. Es vuestro don a
María, pero también a los peregrinos que vienen acá. El Papa, que
viene hoy como peregrino a Ludźmierz , os da las gracias en nombre
de todos por vuestra hospitalidad. Que Dios os lo pague. De todo corazón
os bendigo. ¡Nuestra Señora de Ludźmierz , patrona de Podhale,
ruega por nosotros!
Fuente:
vatican.va
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