La Santísima Virgen, despues de terminada su vida terrena, fue llevada al cielo en cuerpo y alma

Congregación para el Clero, Vaticano

" Ser llevada" se dice en latín "assumi", de donde procede el término "Asunción", de significado pasivo, para distinguirla de "Ascensión" que tiene significado activo, y es el misterio de Jesucristo, quien "subió" a los cielos por su propia virtud, mientras que María "fue llevada". 

La Asunción de María tiene dos significados: El uno es, NEGATIVO, en cuanto supone que su cuerpo santísimo no sufrió la corrupción del sepulcro, y otro POSITIVO, que significa la glorificación del mismo cuerpo, la cual a su vez supone la resurrección anticipada. 

El privilegio de la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un verdad de fe católica, definida por el Papa Pío XII el l de noviembre de l95O por la bula "Munificentissimus Deus", con estas palabras. 

"Pronunciamos, declaramos y definimos que es dogma revelado de fe católica: que la Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen María, concluido el tiempo de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la celeste gloria". 

Antes de la definición dogmática de Pío XII, y ya desde remontísimos siglos, era una verdad constantemente confesada por la Iglesia Universal, tanto creyente (los fieles) como docente (los pastores). 

La Sagrada Escritura, si bien no en sus propias palabras sino en modo implícito, nos da un claro testimonio de la consumación de Nuestra Señora en el clásico pasaje del Génesis: 

"Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza mientras tú te abalances a su calcañal" (Gén 3, l5) 

Aquí se anuncia una plena victoria del Redentor y su Madre contra la serpiente infernal. Pero esta victoria no sería total si la Madre del Redentor estuviera sujeta a la corrupción, ya que la muerte es estipendio del pecado. Por consiguiente, María tenía que triunfar total y absolutamente sobre el demonio y la muerte mediante su inmortalidad gloriosa, que se verifica en el misterio de la Asunción. 

La tradición se manifiesta, tanto en el expresarse de los Santos Padres, como en el sentir universal y en el culto tributado a María en su Asunción a los cielos, la dedicación de innumerables templos antiguos de todo el mundo a este privilegio de la Virgen, lo mismo que la antiquísima celebración de la fiesta de la Asunción.

La asunción de María en cuerpo y alma a los cielos va acorde con la dignidad de Madre de Dios, porque si la carne de Cristo, sin corrupción de ninguna clase, consiguió la resurrección y ascensión gloriosa después de la muerte, es conveniente que se diga lo mismo de la carne de que fue tomada la Carne de Cristo, y que es una con esta". 

Fuente: clerus.org