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Importancia del misterio de la
Asunción
Darío
Techera Trujillo
María es la criatura más
llena de gracia. Su gracia está sujeta a la gradualidad. La intensidad y
la naturaleza de sus gracias son distintas a lo largo de su vida ; una
es la gracia en su Concepción, otra en la Encarnación, otra en la
Asunción. En la tercera recibe la plenitud inaumentable de santidad.
Coronó Dios la labor santificadora de su Madre. Marca el nivel supremo
de toda la belleza y gracia que poseyó. De estas tres perfecciones, la
de la Maternidad divina es la central, en el sentido de que explica las
demás. Se le dio plenitud de gracia en la Concepción, para su misión
como Madre de Dios, y la tuvo también en su Asunción porque así lo
exigía esta Maternidad. Con su alma y con su cuerpo debía ejercer sus
funciones maternales; con el alma y con el cuerpo debía ser asunta. Pero
la Asunción es además, consumación de la Maternidad espiritual . Es
totalmente Madre. Fue Madre en la tierra donde nos ganó sus gracias.
Sigue siéndolo en el cielo con la integridad de su ser físico y pide la
distribución para nosotros de las gracias que en el mundo nos ganó. Si
en el cielo estuviera sólo su alma, la maternidad que hoy ejerce no
sería en Ella íntegra y total. Sus privilegios son también para los
hombres. En la Asunción se acaba la obra Corredentora de María (unión a
la pasión, muerte y resurrección de su Hijo). Teniendo en cuenta estos
principios he organizado este trabajo en tres partes. Un primer momento,
histórico-filosófico, seguido de una introducción a lo dogmático como
centro del tema, sin dejar de lado la liturgia del día de la Asunción.
Fuente: feyrazon.org
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