150 años del Dogma de la Inmaculada Concepción

Padre Raymond Zambelli


"En este año 2004 que se conmemora el 150° aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción, los Santuarios de Lourdes son conscientes de encontrarse ante una cita eclesial de primer grado. Son en efecto depositarios de una gracia única: el ser el lugar elegido por la Virgen Maria para revelar al mundo su verdadera identidad, cuando el 25 de marzo de 1858 reveló a Bernadette "Yo soy la Inmaculada Concepción." 
Este fecha de la fiesta de la Anunciación manifiesta con evidencia la relación existente entre la respuesta de Maria al Angel Gabriel y su revelación a Bernadette. En efecto el "sí" de la Virgen en el día de la Anunciación deriva de la gracia de su Inmaculada Concepción. 
Con mucha frecuencia pienso en esta hora concreta de la historia, en que el destino del mundo estaba en juego en la conciencia de esta joven llamada Maria. En ese momento decisivo, Maria tenía entre sus manos la suerte de la humanidad. Por este motivo he amado siempre de forma particular la estatua que la representa con un globo entre sus manos, es decir, toda la humanidad y cada uno de nosotros en particular. Así está representada en la capilla de rue du Bac en París. 
En Nazareth, extremadamente libre, ¿como habría respondido Maria al ángel Gabriel? Su respuesta cayó de sus labios, simple y precisa: ¡Fiat! Sí, acepto. A partir de este momento el destino del mundo cambió completamente, y esto supuso para la humanidad un auténtico diluvio de gracias. 
Gracias al "sí" de Maria podrá nacer el Salvador de los hombres. 
Gracias al "sí" de Maria la buena Nueva será anunciada al mundo entero. 
Gracias al "sí" de Maria la muerte será vencida para siempre. 
Gracias al "sí" de Maria será restituida al mundo la esperanza. 
No es necesario buscar otros motivos de nuestra inmensa gratitud hacia Maria. Verdaderamente esta fiesta de la Anunciación fue para el mundo una auténtica primavera. La Iglesia lo ha comprendido muy bien, hasta el punto de recordárnoslo por la mañana, al mediodía y por la tarde, en la bella oración del ángelus, que resume y actualiza esta gracia de Salvación. El ángelus nos repite cada día que Dios ha entrado en nuestro tiempo y que se ha desposado con nuestra condición humana en todos los aspectos, excepto en el pecado, precisamente gracias al "sí" de Maria. Este hecho nos indica claramente que Dios no puede entrar en nuestra vida si no le decimos "sí" cuando llama a la puerta de nuestro corazón y cuando se anuncia en nuestra existencia como se anunció en la de Maria. 
Aquí se encuentra el secreto de la santidad de Maria y, después de Ella, de todos los santos y de todos los bautizados. El Bautismo en efecto nos da la gracia de responder "sí". La Reconciliación establece de nuevo esta gracia cuando viene deteriorada. La Eucaristía fortifica esta gracia. 
Tenemos por lo tanto todo lo necesario para ofrecer a Dios en nuestra vida cotidiana, nuestra respuesta de fe y amor como hizo la Virgen Maria. Se comprende entonces que definiéndose en Lourdes el 25 de marzo de 1858 como la Inmaculada Concepción, la Virgen nos invita a la conversión, esto es, a responder a nuestra vocación bautismal recorriendo un camino cada vez más coherente con el Evangelio, representado por el rosario que tiene entre sus manos. Bernadette lo comprendió bien, y lo vivió durante toda su vida; por ello es santa. Ahí está el corazón del mensaje de Lourdes, que es como decir el mensaje de la Inmaculada".

P. Raymond Zambelli, 
Rector del Santuarios Notre-Dame de Lourdes

Fuente: fides.org