La Inmaculada Concepción de la Virgen María 

Congregación para el Clero

 

"Elegida para Madre del Salvador, María es la primera entre los salvados"

Gn 3,9-15.20: "Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya"

Sal 97,1.2-3abc-4: "Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas"

Ef 1,3-6.11-12: "Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo"

Lc 1,26-38: "Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo"
El Génesis proclama ante todo que de Dios sólo puede venir el bien y no el mal; el mal es obra del hombre. Una mujer acepta ser la Madre del que venía a traer al mundo la salvación. El hombre aparece así como capaz del mal, pero también susceptible del bien que de Dios llega.

Y todo en nombre de una victoria. Es futura, pero ya es presente en María. Por el triunfo de su Hijo, María no contrae esa mancha del pecado original "que a todos los hombres alcanza" (Liturgia del Viernes Santo). Le ha llegado a Ella precisamente porque va a ser Madre de Dios. Y si la victoria de Cristo es universal y por ello alcanza a su Madre antes que a nadie, ello quiere decir que la victoria de María será también nuestra.


El hombre de hoy cree que "dejar hacer a Dios" es alienante y aun "destructivo" para él. Sin embargo, nunca es más grande el hombre que cuando Dios actúa en él. Dios siempre "pide permiso". La acción de Dios, nunca "invade" ni manipula al hombre. Nos sorprende por su magnificencia y gratuidad pero cuenta siempre con nosotros. 


_ María la "llena de gracia":

"A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, ``llena de gracia'' por Dios, había sido redimida desde su concepción. Esto es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: ...la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano" (491).

_ La "llena de gracia" en la Tradición de la Iglesia:

"Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios ``la Toda Santa'' (``Panagia''), la celebran como ``inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva creatura''. Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida" (493).


_ "María es la llena de gracia porque el Señor está con ella. La gracia de la que está colmada es la presencia de Aquel que es la fuente de toda gracia. ``Alégrate, hija de Jerusalén... el Señor está en medio de ti'' (So 3,14,17a). María, en quien va a habitar el Señor, es en persona la Hija de Sión, el Arca de la Alianza, el lugar donde reside la Gloria del Señor; ella es la ``morada de Dios entre los hombres'' (Ap 21,3). ``Llena de gracia'', se ha dado toda al que viene a habitar en ella y al que ella entregará al mundo" (2676).


_ "Cuando leemos que el mensajero dice a María llena de gracia, el contexto evangélico, en el que confluyen revelaciones y promesas antiguas, nos da a entender que se trata de una bendición singular entre todas las ``bendiciones espirituales en Cristo''. En el misterio de Cristo, María está presente ya ``antes de la creación del mundo'' como aquella que el Padre ``ha elegido'' como Madre de su Hijo en la Encarnación, confiándola eternamente el Espíritu de santidad" (Juan Pablo II, Redempt. Mt. 8).

Si la victoria de Cristo ha hecho a María Inmaculada y bendita entre las mujeres, la Iglesia ve en esa victoria el comienzo y el final de su propia santidad.

Fuente: clerus.org