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Toda blanca, Purísima
San Juan de Avila
¿Es hermosa así como la luna: es toda blanca,
purisima. Y así como su Hijo es blancura de la eterna luz, así ella
participa de esta blancura más que hombres y ángeles; porque, como dice
San Anselmo, fue cosa conveniente que esta benditísima Virgen
resplandeciese con tan gran puridad, que después de Dios no podía ser
pensada otra mayor. Es la luna blanca, y la Virgen es
purísima; es la luna la más veloz de todos los siete planetas, y la
Virgen la más diligente y presta en el servicio de nuestro Señor que
ninguna criatura; la luna es la más baja de todos los planetas, y la
Virgen la más humilde que hay en el cielo y en la
tierra. Y así como la luna, aunque unas veces parece con poca lumbre, y
otras no parece,' y otras parece llena, y en la verdad nunca tiene menos
lumbre una vez que otra, sino siempre está
llena, sino que, porque no parece a los ojos de los hombres aquella
parte la cual es alumbrada del sol, por eso juzgamos que tiene algunas
veces poca y ella siempre está llena, así la Virgen sagrada todo el bien
y lumbre que tiene, de Jesucristo
nuestro Señor, que es sol de justicia, le viene; y aunque muchas veces
estuviese haciendo ejercicios corporales que al parecer son de poca luz,
así como comer, beber, trabajar y otras cosas de aquestas, mas ella
siempre tenía su ánima convertida y aten-
ta a Dios, el lucidísimo sol, y con grandísimo fervor y amor y elevación
de entendimiento y voluntad hacía todas sus obras, chicas y grandes,
corporales y espirituales (...).
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