Fue conveniente que Cristo naciera de una Virgen

Santo Tomás de Aquino, Compendio de teología

      

Habiendo demostrado antes que el Hijo de Dios tomó carne de la misma naturaleza humana, y siendo la mujer la que suministra la materia en la generación humana, Cristo debió tomar carne de la substancia de la mujer, según estas palabras del Apóstol a los Gálatas, IV: "Dios envió a su Hijo engendrado de mujer". La mujer tiene necesidad del concurso carnal del hombre para que la materia que suministra se transforme en cuerpo humano. La transformación del cuerpo de Cristo no debió efectuarse por la virtud del semen viril, como ya dijimos, y esta es la razón por qué la mujer, de la cual tomó carne el Hijo de Dios, concibió sin comunicación del semen viril. Cuanto más lleno está uno de los dones espirituales, tanto más distantes está de las cosas carnales, porque el hombre se eleva por las cosas espirituales, y se rebaja por las cosas carnales. Debiendo formarse el cuerpo de Cristo por la operación del Espíritu Santo, ha debido estar eminentemente llena de los dones espirituales la mujer de quien Cristo tomó cuerpo, a fin de que el Espíritu Santo, no sólo pudiera hacer su alma fecunda en virtudes, sino también su seno en su fruto divino. Por consiguiente, fué necesario que además de estar su cuerpo exento de pecado, lo estuviera también de toda corrupción de la concupiscencia carnal. Por consiguiente, ni en la concepción de Cristo, ni antes, ni después, experimentó la Virgen concurso de varón. En efecto: Cristo vino al mundo tomando carne para elevarnos al estado de la resurrección, en el que ni habrá esposos prometidos ni matrimonios, sino que los hombres estarán en el cielo como los ángeles. Por esta razón enseñó la práctica de la continencia y de la virginidad, a fin de que brillara en la vida de los fieles cierto reflejo de la gloria futura. Conveniente era que glorificase la pureza de vida en su nacimiento, naciendo de una virgen. Por esta razón se lee en el Símbolo de los Apóstoles: "Nació de la Virgen María". En el Símbolo de los Padres se dice "que encarnó en el seno de la Virgen María", para refutar el error de Valentino y otros, que afirmaban que el cuerpo de Cristo era fantástico o de otra naturaleza, y que no había sido tomado del de la Virgen, ni formado en su seno.