María una mama

Padre Felipe Santos Campaña, SDB

      

La Virgen María fue una mamá como todas las mamás en el sentido en el que ella conoció, como toda madre, la felicidad de dar a luz, las alegrías de ver crecer en gracia y en sabiduría a su hijo, de recibir su afecto vivo y la ternura; en el sentido en el que conoció las inquietudes diarias de toda madre, con todas las clases de ocupaciones de casa (María, por ejemplo, tejía las túnicas de los suyos y participaba de las actividades de las mujeres del pueblo de Nazaret.

María, como toda madre, sintió la angustia por su hijo: baste pensar en los tres días en los que ella y José lo buscaban en el camino de vuelta a Jerusalén cuando se quedó Jesús en el templo con los Doctores del mismo; como toda madre, conoció la pena de ver a su hijo, al crecer, dejar poco a poco la casa hasta el día en que cogió su mochila y comenzó definitivamente su vida pública.

María no fue simplemente una mamá como todas las mamás, fue la Madre por excelencia: “En adelante todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1,48);

- también porque durante la infancia y juventud de Jesús tuvo que educarlo. Aquel mismo que era la Sabiduría encarnada: así, a las alegrías de la educación al lado de su esposo José, se añadieron constantemente las de la contemplación diaria del Verbo encarnado entregado humildemente a la atención proveniente del Hogar Santo;
- fue la Madre por excelencia porque ella no retuvo nunca a su Hijo del que sabía su destino dramático... Como madre mable y celosa de la felicidad de su Hijo, María habría podido intentar evitar la el camino doloroso que se le había anunciado por el anciano Simeón cuando la presentación en el templo cuando le predijo “una espada te atravesará el corazón” (Lc 2,35); además la Virgen conocía las Escrituras y sabía las profecías de Isaías a propósito del Mesías, el que sería el Cordero inmolado, entregado para la salvación del mundo...María no buscó desviar a su Hijo del camino de las cosas del Padre; hizo lo contrario de una madre posesiva, un modelo de generosa abnegación materna;
- finalmente, María fue Madre entre las madres porque en el corazón de su sufrimiento indecible, no solamente acepta dar a su Hijo sino el don supremo a la misma hora en que los hombres cogían a su Hijo, ella aceptó convertirse en la Madre de los hombres: He aquí tu Madre”, dice Jesús al apóstol Juan presente al pie de la cruz:”He aquí a tu hijo, dice el Salvador a María al lado de Juan.
Y María, atravesada por el dolor, tuvo la fuerza de decir, una vez más:”fiat”.

Fuente: El universo de la Sagrada Familia