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Madre de
Dios
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a) “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el que nacerá será santo, Hijo de Dios (Lc. 1,3-5).
Por ser su Hijo Dios (aunque en Cristo hay dos naturalezas, sólo hay una persona, la
segunda de la Santísima Trinidad) es Madre de Dios, como definió contra Nestorio el
Concilio de Efeso. Y pues Dios eligió a su Madre, qué obra de arte no habrá hecho? Si hay
algo más admirable, es que luego nos la haya dado también por Madre nuestra. Señor,
qué haremos más, alabarte por tu obra perfecta y contemplarla, o agradecerte que nos la
hayas entregado y ponernos a sus pies?
b) “Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de Mujer... para que
recibiésemos la adopción de hijos” (Gal. 4,5). Este es el maravilloso final del plan de
nuestro Padre, y el sublime oficio de Santa María, hacernos hijos de Dios, haciéndonos
hijos suyos para llevarnos al Dios encarnado en ella. Estudiamos, estimamos, esperamos
suficientemente la herencia de los hijos de Dios?. Acudimos y nos acogemos a nuestra
Madre para que nos lleve de su mano a través de nuestras tentaciones, caídas,
debilidades, miedo y soledad?
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