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Maria, la estrella del año nuevo
Padre
Llucià
Pou
Sabaté
Empieza el
año con la solemnidad de la Maternidad de la Virgen María. "Qué cielo
mas azul aquella noche! / Parece que se vea el infinito, / el Infinito
sin velos, / más allá de la luna y de las estrellas. // La luna y las
estrellas brillan tan claro / en el azul infinito de la noche santa, /
que el alma se encanta / allá..." (Joan Maragall). “Maria” significa
entre otras acepciones "estrella de la mañana" en lengua hebrea:
recuerda la estrella que daba orientación a los navegantes, porque
conocieran el camino en la oscuridad de la noche. Así la estrella guía a
los Magos, y nosotros queremos seguir nuestra estrella hasta llegar a
Jesús…
Cuentan
que había millones de estrellas en el cielo, estrellas de todo los
colores: blancas, plateadas, rojas, azules, doradas. Un día, inquietas,
se acercaron a san Gabriel –que es su jefe- y le propusieron: "- nos
gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas." -"Sea",
respondió. Se dice que aquella noche hubo una fantástica lluvia de
estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras
fueron a jugar y correr junto con las luciérnagas por los campos, otras
se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces,
maravillosamente iluminada. Pero con el correr del tiempo, las estrellas
decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la
tierra oscura y triste. "-¿Por qué habéis vuelto?", preguntó Gabriel, a
medida que ellas iban llegando al cielo. "-Nos fue imposible permanecer
en la Tierra, allí hay mucha miseria, mucha violencia, demasiadas
injusticias". Les contestó Gabriel: "-Claro. La Tierra es el lugar de lo
transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere.
Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de
la perfección." Después de que había llegado gran cantidad de estrellas,
Gabriel, que sabe muchas matemáticas, las dijo: "-Falta una estrella...
¿dónde estará?". Un ángel que estaba cerca replicó: "-Hay una estrella
que quiso quedarse entre los hombres. Descubrió que su lugar es
exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las
cosas no van bien, donde hay dolor. Es la Esperanza, la estrella verde.
La única estrella de ese color." Y cuando miraron para la tierra, la
estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente iluminada porque
había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único
sentimiento que el hombre tiene y el cielo no necesita retener es la
Esperanza, ella es propia de la persona humana, de aquel que yerra, de
aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo puede conocer el
porvenir.
Maria es nuestra esperanza, la que nos guía a Jesús, que nos ha
dado en el pesebre. No obliga, nos muestra el camino, respeta nuestra
libertad, como hace la estrella, ilumina. Este es el modelo para toda
educación, tanto la de los padres con los hijos, la de los miembros de
la Iglesia en su apostolado, o como ciudadanos a nivel social y
cultural: no se trata sólo de transmitir conocimientos, sino vida, dar
luz, ser un referente –estrella- en un mundo de gente que no sabe hacia
dónde ir, que necesita maestros. Con qué alegría nos dice un amigo:
“quiero contarte esta pena, sólo puedo explicártelo a ti, que me
inspiras confianza”. Y estos guías necesitan luz, dar del calor que
tienen; Maria nos trae a Jesús que nos quiere dar luz y calor, nos llena
de optimismo y esperanza que va más allá de lo que vemos, que a veces
puede parecernos algo negro, que nos proyecta hacia lo que no vemos; nos
habla de que si Dios se ha hecho Niño, es posible un mundo mejor, en el
que reine la alegría. Que siempre hay un punto en lo más profundo del
alma –¡la estrella verde!- que emana la luz y el calor de Belén, que nos
llena y nunca nos deja sentirnos vacíos, que es fuente inagotable de
ilusiones y proyectos. Porque Jesús entra dentro de la Historia, es
solidario con todo lo nuestro, y nunca nos sentiremos solos: “Si las
estrellas bajan para mirarte, / detrás de cada estrella / camina un
ángel” (Luis Rosales)
Fuente:
autorescatolicos.org
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