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"He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" Lc 1, 26-38
Pedro
Sergio Donoso Brant
Lucas
1, 26-27
“Y
al sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón
que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de
la Virgen
era María.”
“Y
al sexto mes”. El ángel fue enviado a María en el sexto mes de
la concepción de Juan Bautista, este corresponde según la
cristiandad antigua al mes de Marzo, y se ha fijado como fecha el
25 de ese mes. Nueve meses más tarde, el 25 de Diciembre es la
fecha de nacimiento de Jesús. El porque de esa fecha, es algo de
la divina sabiduría.
“El
Angel Gabriel fue enviado por Dios” Digno principio de la
restauración humana ha sido lo que hizo Dios al enviar a un Angel
a
la Virgen
, que sería consagrada con un parto divino. Porque la primera
causa de la perdición humana fue que la serpiente fuese enviada a
la mujer por el espíritu de la soberbia y la maldad.
A
María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel
San Gabriel, Lucas lo designa por su propio nombre. Gabriel, viene
por una parte de Gabri, que es “mi hombre”, el que se entiende
como hombre fuerte o protector, y El, que es Dios, entonces se
considera que Gabriel es “mi protector es Dios”, también se
le traduce como “fortaleza de Dios”. Por la fortaleza de Dios
había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes, venia
a salvar a los hombres.
“Enviado
por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret”, Ciudad de
Galilea (Mt. 2:23) donde moraban José y María (Lc. 2:39).
Nazareo, significa coronado, de la corona de la flor, y se
entiende también como consagrado, así se denominaban a los
hombres o mujeres que era puesto aparte para Dios.
“A
una virgen desposada”
San
Agustín dice: “Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz
a Aquel que en su nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues,
que nuestro Redentor naciese, según la carne, de una Virgen por
medio de un milagro insigne para dar a entender que sus miembros
debían nacer de
la Iglesia
virgen, según el espíritu.”
San
Jerónimo dice: “Con razón se envía un ángel a
la Virgen
, porque la virginidad es afín de los ángeles. Y ciertamente,
vivir en carne fuera de la carne, no es una vida terrestre, sino
celestial.”
San
Juan Crisóstomo dice: “No anuncia el Angel a
la Virgen
después del parto, para que entonces no se turbe en demasía,
sino que le habla antes de la concepción. No en sueños, sino
presentándose de una manera visible. Porque como había de
recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne
antes del cumplimiento.”
Lucas,
dice dos palabras muy exactas en su definición, “Virgen” y
“Desposada”. La primera denominación, “Virgen”, para que
conste y no quepa la menor duda, que ella no conocía ninguna unión
con un varón, esto es pura y sin mancha, y la segunda,
“Desposada”, para que conste que desconocía la unión marital
y para que quedase ilesa de la infamia de una virginidad
manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de corrupción.
Quiso
Dios, la posibilidad que algunos dudasen de su nacimiento, pero no
de la pureza de su Madre. Sabía que el honor de una Virgen es
delicado y la reputación del pudor es frágil. Entonces no estimó
conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase con las
injurias de su Madre. Es entonces como tenemos la más amplia
convicción, de que
la Santísima Virgen
fue íntegra por su pudor, así su virginidad es inviolable en
toda opinión.
San
Ambrosio no comenta: “No convenía dejar a las vírgenes que
viven en mala reputación esa apariencia de excusa, es decir, que
la Madre
misma del Señor pareciese difamada. ¿Qué se hubiera podido
reprochar a los judíos y a Herodes si hubiese parecido que
perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo hubiera podido decir
El mismo: "No vine a destruir la ley, sino a cumplirla"
(Mt 5,17), si hubiese parecido comenzar por una violación de la
ley, que condena el parto de la que no está casada? ¿Qué, por
otra parte, da más fe a las palabras de
la Virgen
y remueve todo pretexto de mentira? Madre, sin estar casada,
hubiera querido ocultar su falta con una mentira. Pero casada, no
tenía motivo para mentir, puesto que la fecundidad es el premio y
la gracia de las bodas. Tampoco es pequeña causa que la
virginidad de María engañase al príncipe del mundo, el cual, viéndola
desposada con un hombre, nada pudo sospechar respecto de su
parto.”
“Con
un varón que se llamaba José” Esta claro, que si María, no
hubiera tenido esposo, la habladuría sería mayúscula. Conocemos
la debilidad de lo hombres, el comentario malicioso, la mala fe,
la incredulidad, entonces Dios, se sirve del marido, como un
seguro testigo del pudor de su desposada, he ahí, un hombre
justo.
“De
la casa de David y el nombre de
la Virgen
era María". Se refiere directamente a los dos como miembros
de la misma familia o tribu, así era como estaba mandado por le
ley Judía.
María
en Sirio, significa Señora, sin embargo la definición del
significado de la palabra María en hebreo que más me agrada, es
la que quiere decir “estrella del mar”, referido a la luz del
astro, y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor
del mundo y a la luz constante por los siglos.
Lucas
1, 28-29
“Y
habiendo entrado el Angel donde estaba María, le dijo: "Dios
te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre
las mujeres": Y cuando ella esto oyó, se turbó con las
palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.”
“Y
habiendo entrado el Angel donde estaba María”. Allí estaba María,
no estaba en el bosque, ni el campo, ni en la montaña, estaba en
su habitación, sola y solo un ángel sabía donde encontrarla,
donde están las mujeres como ella, donde ningún hombre llega.
Aquí no se produce una conversación animada y distendida, entre
dos o más persona, es algo muy digno, es un ángel que viene a
anunciar.
"Dios
te salve, llena de gracia”. No vino como en el caso de Eva a señalar
un castigo como los dolores del parto a causa del pecado,
viene a desterrar la tristeza, viene a anunciar la alegría, vine
con gozo, sus palabra son una composición poética que alaba a
la Virgen María.
Así el ángel anuncia con razón la alegría a
la Virgen
, diciendo: "Dios te salve" y para ratificar que es
digna de ser desposada, dice: "Llena de gracia".
San
Jerónimo, nos comenta: “Y en verdad que es llena de gracia,
porque a los demás se distribuye con medida, pero en María se
derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia.
Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda
criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo.
Ya estaba con
la Virgen
quien le enviaba su ángel y el Señor se anticipó a su enviado.
No pudo ser contenido en un lugar, Aquel que está en todas
partes; de donde sigue: "El Señor es contigo".
“El
Señor es contigo”, San Agustín, dice:“Más que contigo, El
está en tu corazón, se forma en tu seno, llena tu espíritu,
llena tu vientre.”
Este
es el complemento de todo el mensaje: El Verbo de Dios como Esposo
que se une de una manera superior a la razón, como engendrando El
mismo y siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza
humana.
“Bendita
tú entre las mujeres". A saber, una sola entre todas las
mujeres, pero también para sean bendecidas en ella todas las
mujeres que imitaran por siempre su santidad y su ejemplo de
madre, como los hombres serán bendecidos en su Hijo, que seguirán
sus enseñazas y lo imitaran. Todo un cambio nos trae Dios, porque
así como por medio de una mujer y un hombre entraron en el mundo
el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por un hombre
vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos.
“Y
cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y
pensaba qué salutación sería ésta.”
Normal
en toda mujer inocente y pura, turbarse, esto es una pequeña
alteración por la sorpresa, alguien entro sin aviso a su habitación,
como dijo San Ambrosio. “Temblar es propio de las vírgenes, y
el sobresaltarse cuando se acerca un hombre y temer todo trato de
los hombres. Aprended, vírgenes, a evitar toda licencia de
palabras. María se conturbaba hasta de la salutación del ángel.”
Comprendamos
la situación de María, ella sabía de las apariciones de los ángeles,
por eso no se turbo por su presencia, en los apócrifos se dice
que de niña fue alimentada por los ángeles, ella se turbo “con
las palabras de el”, como dice el Evangelio, por tanto me
inclino a considerar que fue por el pudor y la prudencia de
la Virgen
y su alma.
Entonces,
oída la alegre noticia, examinó lo que se le había dicho y no
se resiste abiertamente por incredulidad, tampoco se somete al
punto por ligereza, Por esto continúa Lucas diciendo: "Y
pensaba qué salutación sería ésta", un saludo que nunca
hasta ese minuto había oído nadie jamás, pues estaba reservada
solamente para María.
Lucas
1, 30-33
“Y
el Angel le dijo: "No temas, María, porque has hallado
gracia delante de Dios: he aquí que concebirás en tu seno y
parirás un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y
se llamará Hijo del Altísimo, y le dará al Señor Dios el trono
de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y
no tendrá fin su reino".
Y
el Angel le dijo: "No temas, María, Como había visto que
la Virgen
se había turbado con aquella salutación no acostumbrada, la
llama por su nombre, como si la conociese más familiarmente, y le
dice que no debe temer.
También
podemos opinar que trato de decirle: No he venido a engañarte,
sino más bien a dar la absolución del engaño. No he venido a
robarte tu virginidad inviolable, sino a preparar tu seno para el
autor y el defensor de la pureza. No soy ministro de la serpiente,
sino enviado del que aplasta la serpiente. Vengo a contratar
esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues, no la dejó
atormentarse con alarmantes consideraciones, a fin de no ser
juzgado como ministro infiel de su negociación.
“Porque
has hallado gracia delante de Dios”. Quien merece gracia delante
de Dios, nada tiene que temer.
¿Cómo
puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de
la humildad? “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los
humildes.” (1 Pe 5,5)
La Virgen
encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia alma
con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación
agradable. Y no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que
también custodió su conciencia inmaculada.
“He
aquí que concebirás en tu seno” .Muchos habían encontrado
gracia antes que ella; y por lo mismo añade lo que es propio de
este caso.
La
palabra "he aquí" denota la prontitud y la presencia,
insinuando con dicha palabra que la concepción se había
celebrado al instante.
Severo
de Antioquía dice: "Concebirás en tu seno" para
demostrar que el Señor toma carne del mismo seno virginal y de
nuestra sustancia. Vino, pues, el Verbo Divino a limpiar la
naturaleza humana, el parto y el origen de nuestra generación.
Por eso, sin pecado y sin concurso de hombre, es concebido en
carne y llevado en el vientre nueve meses como nosotros.”
“Y
parirás un hijo” Y como acontece especialmente que es concebido
el Divino Espíritu y ella da a luz al Espíritu de salvación,
según anunciara el profeta. No todos son como María, que cuando
conciben al Verbo del Espíritu Santo, lo dan a luz. Hay de
aquellos que abortan al Verbo antes de dar a luz (Lc 22), y hay de
aquellos que tienen a Cristo en su seno pero que todavía no lo
han formado.
“Y
llamarás su nombre Jesús.” Somos testigos que la expectación
del parto infunde un cierto temor a las mujeres, en este caso, el
anuncio de un parto dulce apaga esa aprehensión de temor cuando
se dice: "Y llamarás su nombre Jesús". La palabra Jesús
quiere decir Salvador. La venida del Salvador es el alejamiento de
todo temor. "Tú lo llamarás", dice el ángel, porque
no lo hará el padre, porque carece de padre en cuanto a la
generación humana, así como carece de madre respecto de la
generación divina.
Este
nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la
natividad de su carne, según aquello del Profeta: “Y te Será
dado un nombre nuevo, que la boca de Dios Otorgará.” (Isaías
62,2)
“Este
será grande”. Seguro, porque no se asemejara a nadie, San Juan
fue grande como hombre, pero en este caso será grande como Dios.
Consideremos entonces la grandeza de nuestro Salvador, como el más
grande.
“Y
se llamará Hijo del Altísimo.” No somos nosotros los indicados
a poner un nombre, es El Padre, quien conoce a su hijo quien lo
hace, el sabrá muy bien quien será Jesús, como cuando nos dice
"Este es mi hijo muy amado". (Mt 17,5) Existe desde la
eternidad, aunque ahora para nuestra inteligencia se manifiesta su
nombre. Y por esto dice "será llamado", no "será
hecho" ni "será engendrado", porque ya antes de
los siglos era consustancial esto es de la misma naturaleza o
esencia al Padre. Concebirás, pues, a Este, serás su Madre. Tu
vientre virginal contendrá a Aquel que vendrá a enseñarnos el
mayor acto de amor y generosidad, el darlo todo por nosotros.
“Y
le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en
la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".
Para
que se sepa con claridad que el que había de nacer de Virgen era
el mismo Cristo que los profetas prometieron que nacería de la
descendencia de David.
Sin
embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José,
aunque descendía de la misma línea de parentesco que
la Virgen
, de la cual el Unigénito del Padre tomó la forma humana.
"Y
su reino no tendrá fin". Sólo Dios puede reinar
eternamente. Por esto sucede que aunque se diga que toma el trono
de David por la encarnación, en cuanto Dios es reconocido como
Rey eterno, así como hoy que reina sobre muchos y finalmente
reinará sobre todos porque todas las cosas le están sometidas
(1Cor 15).
Lc
1,34-35
Y
dijo María al Angel: "¿Cómo se hará esto, porque no
conozco varón?"
San
Ambrosio nos comenta que: Ni María debió rehusar de creer al ángel,
ni usurpar temerariamente las cosas divinas. Por eso se dice:
"Dijo María al ángel: ¿Cómo se hará esto?" Esta
respuesta fue más oportuna que la del sacerdote. Esta dice:
"¿Cómo se hará esto?" y aquél dijo: "¿Cómo
podré saber esto?". Aquél se niega a creer y parece como
que busca otro motivo que confirme su fe, éste no duda que debe
hacerse, puesto que pregunta cómo se hará. María había leído
(Is 7,14): "He aquí que una virgen concebirá y dará a luz
un hijo" y, por tanto, creyó que iba a suceder. Pero no había
oído antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni
aun al Profeta- cómo aquello se había de llevar a cabo. Tan gran
misterio debía ser proclamado, no por la boca de un hombre, sino
por la de un ángel.
Consideremos
también las palabras de la purísima Virgen María. El ángel le
anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que
ésta podría mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso
dice: "Porque no conozco varón".
El
conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento
la sabiduría de nuestro Señor; también la noticia de su
grandeza; el cumplimiento de sus mandatos; los caminos que
conducen a El y la unión nupcial, como aquí se entiende.
San
Gregorio Niseno, dice que estas palabras de
la Virgen
son indicio de aquellas que encerraba en el secreto de su
inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin
de tener cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se
le hablase de concepción, puesto que esperaría ser madre un día
según la ley de la naturaleza? Mas como su cuerpo, ofrecido a
Dios como una hostia sagrada, debía conservarse inviolable, dice:
"Puesto que no conozco varón". Como diciendo: Aun
cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón,
esto parece imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo
marido? A José sólo lo conozco como esposo.
Y
respondiendo el Angel, le dijo: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti”
El
ángel, le aclara a María, que no tenga dudas, entonces le
explica su misión inmaculada y el parto inefable, porque no se
puede explicar con palabras, como si le dijese: No te fijes
en el orden natural cuando se trata de cosas que traspasan y
superan el orden de la naturaleza. Tú dices: "¿Cómo se hará
esto, puesto que no conozco varón?" Pues por lo mismo que no
conoces varón sucederá esto, porque si hubieras conocido varón,
no serías considerada digna de este misterio. No porque el
matrimonio sea malo, sino porque la virginidad es más perfecta.
Este
era el Plan de Dios, el quiso que Jesús, participase con nosotros
en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común entre
nosotros el nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo
sin que aquélla se uniese a un hombre.
San
Gregorio Niseno, dice:“¡Cuán bienaventurado aquel cuerpo que
por la exuberante pureza de
la Virgen María
se vinculó a sí mismo el don del alma! En cada uno de los demás,
apenas el alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu
Santo; mas ahora la carne resulta ser la mansión del Divino Espíritu.”
"La
virtud del Altísimo te hará sombra". La virtud del Rey altísimo
es Cristo, formado en
la Virgen
por la venida del Espíritu Santo.
Por
las palabras: "Te hará sombra", se significan las dos
naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con la luz y
con el cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz
incorpórea había de tomar cuerpo en las entrañas de
la Virgen
, oportunamente se dice que la virtud del Altísimo le haría
sombra, esto es, en ti el cuerpo de la humanidad recibirá la luz
incorpórea de la divinidad. Se dice también esto a María por el
dulce consuelo dado por el cielo.
“Y
por eso el fruto santo que nacerá de ti será llamado Hijo de
Dios”
Aquí
tenemos una gran diferencia con nosotros los hombres, porque a
diferencia de nuestra santidad que la conseguimos con nuestra
vida, Jesucristo nace Santo. Así es como, aunque nos hagamos
santos, no nacemos santos. Jesus, es aquél verdaderamente ha
nacido Santo, que no ha sido concebido de unión carnal
alguna.
El
ángel, ha mencionado en estas frases a toda
la Santa Trinidad
, ha nombrado al Espíritu Santo, al Hijo y al Altísimo,
ciertamente el Dios Padre.
Lucas
1, 36-38
"Y
he aquí que Isabel, tu pariente, también ella ha concebido un
hijo en su vejez. Este es el sexto mes a ella, que es llamada la
estéril, porque no hay cosa imposible para Dios". Y dijo María:
"He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu
palabra". Y se retiró el Angel de ella.”
"Y
he aquí que Isabel, tu pariente”. Como lo que se ha dicho
superaba a lo que
la Virgen
podía comprender, el ángel habló de cosas humildes, para
persuadirla por medio de cosas sensibles, y por ello le dice:
"Y he aquí que Isabel, tu pariente".
“También
ella ha concebido un hijo en su vejez”, dando a entender su
incapacidad natural. Prosigue: "Y está en el sexto
mes". No anunció desde el principio el embarazo de Isabel,
sino después de transcurridos seis meses, a fin de que el
embarazo sirviese de prueba.
“Porque
no hay cosa imposible para Dios" Así pues, recibe el ejemplo
de la anciana estéril no porque haya desconfiado de que una
virgen pueda dar a luz, sino para que comprenda que para Dios todo
es posible, aun cuando parezca contrario al orden de la
naturaleza.
Y
dijo María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí
según tu palabra". Estamos ante la gran humildad de María,
mujer de gran devoción, el Señor sabía que elegía muy bien,
ella va ser la madre del Redentor del Mundo, la madre del
Salvador, la madre del Príncipe de
la Paz
, entonces dijo: "He aquí la esclava del Señor”,
“He aquí la sierva del Señor". Se llama sierva la que es
elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan
inesperada. Porque la que había de dar a luz al manso y al
humilde de corazón, debió ella misma manifestarse humilde. Llamándose
también a sí misma sierva, no se apropió la prerrogativa de una
gracia tan especial, porque hacía lo que se le mandaba. Es así
como dice: "Hágase en mí según tu palabra", "He
aquí la sierva del Señor", es su disposición a cumplir con
su oficio. "Hágase en mí según tu palabra", es el
deseo que concibe. Y se retiró el Angel de ella.
Cada
cual puede admirar las palabras de Nuestra Madre
la Virgen
María
de distinta forma, unos la prontitud de su obediencia, otros su
disposición a cumplir, otros la humildad, otros el gran amor por
Dios, yo he admiro y aprendí de ella el deseo de que se cumpla la
voluntad de Dios.
La
paz del Señor Jesús, resucitado este con vuestro corazón
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