La Anunciación-Encarnación

Madre Angélica

Cuando la oscuridad del pecado cubrió a la humanidad, tu amor y humildad, bondadosa Madre, volvió la faz del Padre hacia sus erráticos hijos. Aunque el mensaje del Ángel era para ti de difícil comprensión, aceptaste la voluntad de Dios con confianza y amor.

Tú no dudaste de su Poder ni de su Sabiduría. Sólo te preguntabas como este gran misterio habría de realizarse. Nosotros vivimos en un mundo que no acepta la sabiduría del Padre ni confía en su providencia, ni cree en su poder. Nosotros no podemos prever el futuro y en el momento actual, estamos ignorantes de su Presencia.

Confiada en la voluntad del Padre, hiciste posible lo milagroso. ¿Por qué no podemos confiar en Su Plan para con nuestras vidas como Tú lo hiciste?. A pesar de que tu Hijo, nacido para ser el Salvador, habría de sufrir indecible agonía, Tú nunca, ni aun momentáneamente, dudaste de tu cometido. La mujer de nuestros días, teme por sus hijos por nacer. En un acto de equivocado celo, ellas algunas veces privan al Padre de la oportunidad de manifestar su poder, derramando sobre nosotros sus bondades y así poblando el Reino con hijos de luz.

Comparte con nosotros tu Fe y Esperanza, para que, inclinados ante la infinita sabiduría de Dios, aceptemos los favores que Él quiera derramar sobre nosotros. Dejemos la creación a su Omnipotencia, el futuro a su Providencia, y la humanidad a su Sabiduría.

Fuente: EWTN.com