La Anunciación

Camilo Valverde Mudarra 

 

Admonicion

¿Cómo será esto, pues no conozco varón?(Lc 1,34). 
  
La Anunciación de Jesús es un hecho histórico, en cuya elaboración teológica, San Lucas usa, el método derásico, al actualizar los relatos veterotestamenterios de anuncio: Isaac (Gn 17,18), de Moisés (Ex 3,4), de Gedeón (Jue 6).... 
Entrando Gabriel le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo". María debe alegrarse, pues se le anuncia que, a través de ella, llega el Mesías. Este “alégrate” evoca el texto profético: “Salta de júbilo, hija de Sión; alégrate hija de Jerusalén, porque tu rey viene a ti, justo y victorioso" (Zac 9,9). Es la "llena de gracia" (kejaritomene). Dios la ha querido mirar con una singular benevolencia y por eso la ha llenado de gracia y de hermosura, por ser madre del que es la misma gracia. Y "el Señor es contigo". Dios está con ella como realizador de las promesas mesiánicas. Dios está con María de un modo especialísimo, pues está con ella y va a estar en ella, actuando en ella con una presencia dinámica, con un poder divino santificador y transformante”."Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús" (Lc 1,31). María no duda, sólo, hace una pregunta y cuando sabe cómo ha de realizarse, se pone al servicio de la voluntad de Dios y se proclama su esclava. Está dispuesta a hacer todo lo que el Señor le mande. Expresa su “fiat”, da su sí incondicional y acoge alegre y decidida su misión: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra (Lc 1,38). Con esta sencilla aceptación, la Virgen afirma su vocación solemne, se produce el acontecimiento más extraordinario: la Virgen María concibe al Hijo Unigénito de Dios y es madre; Dios que se hace hombre, que convive con el hombre y nosotros vimos su gloria y su gracia: Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros y nosotros vimos su gloria, (Jn 1, 14). María hace carne de su carne al Verbo, que existiendo desde la eternidad, viene al mundo en la temporalidad a iluminarlo: Existía la luz verdadera, que, con su venida a este mundo, ilumina a todo hombre (Jn 1,9). Un ángel del Señor dijo a José: "No temas recibir contigo a María, tu mujer, pues su con­cepción es del Espíritu Santo" (Mt 1,20-21). Los hechos no acontecen al azar, están dispuestos por la Providencia (Is 7,14). Antes de convivir juntos, José la encontró en cinta. Era un hombre justo. Y, ante un hecho inexplicable para él, no queriendo denunciarla, decidió mandarla en secreto a la casa de sus Padres para no exponerla al deshonor. 
Que el Hijo de Dios quisiera nacer de una mujer (Gal 4,4) es ya una insospechada revolución, dada la marginación en que entonces se encontraba la mujer. 
Con el Ángel saludémosla todos los días: ¡Salve, la llena de gracia! Ruega por nosotros.