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días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 2: ¡Bendita entre las mujeres!
Si
después del anuncio del mensajero celestial, la Virgen de Nazaret
es llamada también «bendita entre las mujeres» (Lc 1, 42), esto
se explica por aquella bendición de la que Dios Padre nos ha
colmado en los cielos, en Cristo (RM, 8).
María es proclamada «bendita entre todas las mujeres», la «benditísima».
Así lo fueron, en el antiguo Testamento, Yael, la mujer de Jéber
el quenita (Jc 5, 24), y Judit (Jdt 13, 18) por haber sido
instrumentos de Dios para derrotar a poderosos enemigos. Isabel
desea a María la bendición. La bendición desciende de Dios
hacia el hombre. Por medio de ella, Dios le comunica la vida, los
medios para sustentaría, como la comida y la bebida, y la
capacidad de propagarla, como la fecundidad.
María es bendita porque sobre ella ha descendido la misma fuerza
de Dios, que hace posible que de ella nazca el Mesías, el bendito
por excelencia, que viene en el nombre del Señor (Lc 19, 38).
Dios ha bendecido el seno de María, haciéndolo prodigiosamente
fecundo.
María ha sido bendecida «con toda clase de bendiciones
espirituales». Ha participado superabundantemente de esa bendición
que ha sido prometida a todos los hombres. Pero en María se ha
realizado de forma especial y excepcional (RM, 8). Ella es la
benditísima entre las mujeres. Ella sola ha sido elegida como
madre del Hijo de Dios, «madre del Señor» (Lc 1, 43).
ORACIÓN
Padre de quien procede toda bendición, bendito seas por haber
derramado tu vida sobre tu humilde servidora, María; bendito
seas, por sacarnos del dominio de las tinieblas y de la muerte por
medio del fruto bendito del seno de María; que reconozcamos y
vivamos tanta bendición que por medio de tu Espíritu nos regalas
constantemente. Con María te engrandecemos y bendecimos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente:
ciudadredonda.org
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