|
30
días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 12: María, Madre creyente
Si
por medio de la fe María se ha convertido en la madre del hijo
que le ha sido dado por el Padre con el poder del Espíritu Santo,
conservando íntegra su virginidad, en la misma fe ha descubierto
y acogido la otra dimensión de la maternidad, revelada por Jesús
durante su misión mesiánica (RM, 20).
Dios Padre no llamó a María «a ejercer simplemente las sublimes
funciones de madre de Jesús según la carne, sino a ser aquella
mujer, que, en representación del pueblo de Israel y de toda la
humanidad, acogiera el gran don de Dios, la misteriosa
autocomunicación de Dios en Jesús al mundo; y para que, mediante
esta acogida, creara en torno a Jesús un ambiente educativo, de
maduración huma
na, de profundas experiencias religiosas. Y así fue de hecho; María
mantuvo una relación de acogida y de amor con aquel que el Padre
consagró y envió al mundo. María estaba inserta en la tradición
de fe y de esperanza del Pueblo y realizó su maternidad desde
estos contenidos tradicionales. En ella, Israel aceptó
amorosamente y con fe inquebrantable el don de Dios y esperó su
manifestación. María realizó su maternidad con espíritu de fe;
asistió con fe al acontecimiento inicial de la autocomunicación
de Dios al hombre. María concibió a Cristo en un acto teologal
de fe, por medio de su fe, como dice el famoso texto de san Agustín:
"María concibió en su espíritu antes que en su seno".
María fue llamada a transparentar a través de su maternidad física
la acogida de los hombres de buena voluntad a aquel que sería
llamado Hijo de Dios, cuyo reino no tendría fin, que recibirá el
nombre de Emmanuel».
Con las palabras «dichosos más bien los que escuchan la palabra
de Dios y la guardan», Jesús está dirigiendo una nueva llamada
a su madre. Le está pidiendo dejarse sorprender por la novedad
del mensaje del Reino, la está convocando a inaugurar una «nueva
praxis», a ejercer nuevas funciones, que, sin estar en
contradicción con las que ha ejercido hasta el momento,
correspondan al proyecto histórico de Dios Padre que «hace
nuevas todas las cosas». Maria escuchó esta llamada. No tuvo que
renunciar a su vocación a la maternidad; pero sí tuvo que darle
nuevas configuraciones. Es así como la comunidad del discípulo
amado nos presenta a la «madre de Jesús» en su evangelio.
ORACIÓN:
Haznos,
Señor, dóciles a tu palabra; no permitas que nuestra fe vacile
ante las dificultades; que en todo lo que hacemos ella tenga la
primacía; que sigamos a tu hijo, como María, la perfecta
seguidora; concédenos el don del radicalismo evangélico por
medio de tu Espíritu que nos consuela y alienta en todas nuestras
luchas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente:
ciudadredonda.org
|
|