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días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 19: La fe de María en Pentencostés
En
la economía de la gracia, actuada bajo la acción del Espíritu
Santo, se da una particular correspondencia entre el momento de la
encarnación del Verbo y el del nacimiento de la Iglesia. La
persona que une estos dos momentos es María. En ambos casos su
presencia discreta, pero esencial, indica el camino del nacimiento
del Espíritu (RM, 24).
«María fue la primera en creer» (RM, 26). Toda su vida fue un
proyecto y un camino de fe. En la cruz, la fe de María fue un «esperar
contra toda esperanza». La promesa comenzó a transformarse en
realidad cuando Jesús fue resucitado por el Padre. Cuando cada
uno de los discípulos va reconociendo a Jesús como el Mesías,
como el Hijo de Dios, cuando los discípulos confiesan a Jesús
como el Cristo, entonces germina el «nuevo Israel», comienza la
1glesia, la comunidad de los creyentes. La fe en Jesucristo define
el ser de la Iglesia. La fe íntegra en Jesús conlleva la
contemplación de aquella que está indisolublemente unida a su
misterio, María, «la íntimamente asociada a la obra de la
redención». La heroica fe de María «precedió» el testimonio
de los apóstoles (RM, 27).«La Iglesia es hija de la palabra,
hogar de la palabra, servidora de la palabra. Debe escucharla,
compartirla y ofrecerla. La identidad más profunda de la Iglesia
es la evangelización, es decir, hacer que la palabra acogida en
la fe por sus hijos se convierta en llamada e invitación a todos
los hombres. La Iglesia está al servicio de la misión recibida
de Jesús; y para llevar a cabo esta misión es ungida por el Espíritu
Santo». En Pentecostés, la Iglesia aprende de María a acoger la
palabra, a creer a pesar de todas las dificultades. Y María ayuda
a la Iglesia a reproducir en sí misma el acontecimiento de la
encarnación del V erbo, es decir, le muestra el camino para ser
cuerpo de Cristo.
ORACIÓN:
Abbá,
Padre, que en tu designio de amor quisiste que el acontecimiento
de la encarnación de tu Hijo se hiciera permanentemente presente
en tu Iglesia, Cuerpo de Cristo; concédenos el Espíritu y haz
que aprendamos de María cómo acoger tu palabra, cómo
interioriZarla, cómo cumplir en todo tu voluntad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Fuente:
ciudadredonda.org
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