La Visitación 

Madre Angélica

 

Bondadosa Madre, ¿qué amoroso impulso hizo que apresuraras la visita a tu prima Isabel? En momentos en que jubilosa debías descansar, conociendo que serías la Madre del Mesías, saliste del lugar de tu exaltación.

Sin duda, la avanzada edad de Isabel te preocupaba. Tu compadecido corazón se volvió hacia ella. Isabel, en su ancianidad, necesitaba ser confortada por tu juventud. La criatura en tu vientre, concebida por el Espíritu Santo, comenzó su obra redentora santificando a Juan.

Tu celo, por llevar a Jesús a los demás, sin importarte el costo, nos abochorna y nos hace sonrojar de vergüenza. Nos despreocupamos de los ancianos porque estamos muy ocupados. Permitimos que la laguna de incomprensión entre las generaciones se haga cada vez mayor por no poseer el amor, que salvaría la distancia. Permitimos la injusticia social, porque egoístamente no queremos ser guardianes de nuestros hermanos. Santa María, tráenos a Jesús, por los méritos de tu visita a Isabel. Concédenos las gracias necesarias para alabar al Señor, por medio de: nuestra humildad para con nuestros semejantes, nuestra a preocupación por los ancianos, nuestro celo por la justicia social y nuestro valor cuando el deber nos llame al sacrificio.

Fuente: EWTN.com