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La Visitación de
la Virgen María y el diálogo espiritual.
Fray Julián de Cos, O.P.
La visitación de la Virgen María a Isabel nos habla de un elemento
muy importante de nuestra vida interior: el diálogo espiritual
con una persona de confianza.
En la Anunciación, el ángel Gabriel le dice a María que “su
pariente Isabel, de la que se decía que era estéril, ha
concebido en su vejez un hijo y ya está en su sexto mes de
embarazo” (Lc 1,36). Es decir, Isabel también estaba viviendo
algo maravilloso. Dios había intervenido milagrosamente en su
vida.
Cuando María se pone en camino para visitarla, no sólo lo hace
para ayudarla en los últimos meses de embarazo y en el parto,
sino también para compartir su experiencia espiritual. En
efecto, en el Magníficat (cf. Lc 1,46-55) podemos ver cómo María
le abre su corazón a Isabel y le cuenta lo que está viviendo
interiormente.
El diálogo entre ambas es de igual a igual. María, la Madre del
Señor, no ha ido a darle lecciones a Isabel. Ni ésta, la esposa
de un sacerdote del Templo (cf. Lc 1,5), pretende dárselas a
María. Se hablan como dos grandes amigas. Su conversación es un
profundo y sincero diálogo espiritual.
María necesita compartir su experiencia de Dios con alguien que
la va a escuchar y comprender, porque está pasando por una
experiencia algo parecida. Y para conseguirlo no le importan las
distancias ni la dureza del camino que ha de recorrer.
Para nosotros también es importante contar con alguien de
confianza con quien compartir de igual a igual lo que vivimos en
nuestro corazón. Alguien a quien escuchar y comprender y que a
su vez sepa escucharnos y comprendernos. Ese alguien no tiene
porqué ser un maestro espiritual, sino, simplemente, un buen
amigo.
En el diálogo espiritual son muy importantes la libertad y el
respeto. Pero, para eso, nuestro corazón ha de purificarse y
tomar conciencia de su humildad. Por ello María es una gran
referencia. Ella nos enseña a conversar con sencillez, sin
pretender imponer nuestra opinión, sin juzgar a la otra persona,
sabiendo escucharla.
En el misterio de la Visitación, la Virgen María nos muestra lo
bueno que es saber compartir nuestra experiencia de Dios con
alguien de confianza.
Fuente:
rosarium.op.org
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