Nuestra Madre, María

Padre Francisco Escobar Mireles

 

Nuestra Madre María recuerda la muerte de Jesús en la Cruz. ¿Qué sintió cuando Jesús, su Hijo querido, exhaló el último aliento? Entre gritos, alaridos, blasfemias, leperadas. Todo parecía el triunfo del vicio y la maldad. No estaban sus amigos; sólo curiosos y enemigos. Hay un silencio de muerte con la sensación de fracaso. De los labios de Jesús se derramaron las siete palabras llenas de amor. Expresaba su abandono en manos de su Padre Dios. No le arrancamos la vida; El quiso pasar voluntariamente por esa experiencia, para salvarnos de la muerte. Jesús le dio sentido a la muerte, y se reveló como Mesías y siervo sufriente.

También a nosotros nos matan las esperanzas, la dignidad, el afecto, las aspiraciones, la vida. El narcotráfico, por la misma crisis económica y su proyección internacional, se ha vuelto un cáncer que golpea y corrompe todo, hasta los centros de poder político y económico. Nuestro suelo se cubre de cadáveres, sangre y dolor de inocentes. Por el llanto de tantas madres de familia que, como María, lloran la muerte de sus hijos, rechazamos el narcotráfico y la violencia, como expresión de la cultura de la muerte. Denunciamos sus daños de adicción, producción, y distribución de droga, la grave responsabilidad de los poderosos mercados consumidores, y la codicia de los pueblos poderosos.