Presentación de la Santísima Virgen en el templo

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Los padres que aman verdaderamente a Dios le han consagrado a sus hijos, antes y después del nacimiento. Entre los Judíos existía además la costumbre de consagrar algunas veces a Dios los niños de corta edad; se les llevaba al Templo, en donde tenía lugar la ceremonia de la consagración, a continuación habitaban en las dependencias del Templo y servían a los sacerdotes y levitas en sus funciones...

Tenemos ejemplos de esta consagración especial en la persona de Samuel y de algunos otros santos personajes. Había también apartamentos para las mujeres entregadas al servicio divino. El Evangelio no nos enseña nada de la infancia de María, su título de Madre de Dios borra todo el resto.
Pero la tradición es más explícita; nos enseña que la Virgen, en su infancia, fue solemnemente ofrecida a Dios en su Templo.

Esta presentación es el tema de la fiesta que se celebra el 21 de noviembre. Este sacrificio de María niña encierra todas las condiciones del sacrificio más perfecto: fue pronta, generosa, alegre y sin reservas. ¡Cuán agradable debió se al Señor!

María tenía tres años, pero en su alma la Trinidad encontraba ya todas las complacencias, y Dios señalaba el día próximo en el que ella añadiría entre otras muchas glorias la aureola incomparable de la maternidad divina.¿Dónde mejor que lejos del mundo, en el recinto del templo, María se preparó para su misión?

Doce años de recogimiento, oración, contemplación. Esta fue la preparación de la Elegida de Dios.

He aquí, según san Jerónimo, cómo se divisaba el día de María en el Templo: desde la aurora hasta las 9 de la mañana, ella oraba; de 9 a 3 se dedicaba al trabajo manual; luego volvía a la oración hasta el momento en el que llegaba el ángel que le llevaba el alimento.

Era la primera en las vigilias, la más aplicada en el estudio, las más ferviente en el canto de los salmos, la más celosa en las obras de caridad, la más pura entre las vírgenes sus compañeras, las más perfecta en la práctica de todas las virtudes.

María, en el día de su Presentación, nos aparece como el porta estandarte de la virginidad cristiana. Después de ella vendrán legiones innumerables de vírgenes consagradas al Señor, en el mundo o a la sombra de los altares; María será su eterno modelo, su patrona entregada, su guía segura en los caminos de la perfección.

Fuente: El universo de la Sagrada Familia