Madre de Nuestra América

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En un monte tiene Dios
una flor en que contempla
lo más blanco y lo más rojo
que se da por esta tierra.
El aire de la mañana
a la víspera del tiempo
le viene a regar el tallo
con el rocío del cielo.

2. La flor es roja por dentro
y toda blanca por fuera,
que en ella escondió su sangre
el que la hizo tan bella.
Ya germinó la semilla
de esta flor en Nazaret;
al monte se vuelve oculta
a la sombra de su rey.

3. No hay nadie que lo adivine
ni comprenderlo podría
cómo el rey baja del monte,
cómo su esposa la haría.
Flor de Jesé la llamaban
los profetas de Israel;
un nombre tiene escondido
para quien la quiera bien.

4. Subiera yo por el monte
hasta la madre de Dios
a pedirle rojo y blanco
pa’ la fiesta de amor.
Lléveme, señor san Juan,
que soy hijo de la reina,
por el sendero del monte
donde principia la fiesta.