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La Virgen y el labrador (El milagro del trigo)
Autor:
La Virgen camina a Egipto
huyendo del Rey Herodes,
y en el camino han pasado,
hambre, fríos y calores.
Al Niño le llevan
con mucho cuidado,
porque el Rey Herodes
quiere degollarlo.
Huyendo del Rey Herodes
a un labrador encontraron,
María le preguntó:
- Labrador, ¿qué estás sembrando?.
El labrador dijo:
- Sembrando estoy piedras.
- Pues si siembras piedras,
piedras se te vuelvan.
Fue tanta la multitud
que Dios le envió de piedras
que parecía el bancanal,
como si fuera una sierra.
Este fue el castigo
que Dios le envió,
por lo descarado
que era el labrador.
Un poquito más abajo
a otro labrador que vieron
María le preguntó:
- Labrador ¿qué estás haciendo?.
El labrador dijo:
- Señora, sembrando
un poco de trigo
para el otro año.
- Vuelva mañana a segarlo,
sin ninguna retención,
que este favor se lo hace
el Divino Redentor;
y si por nosotros
vienen preguntando,
diles que nos viste,
estando sembrando.
Ya emprendieron el camino
y llegaron a Belén,
y en un portal sin abrigo
nació Jesús nuestro bien.
Allí le adoraron,
Angeles, pastores;
los tres Reyes Magos
le ofrecieron dones.
Ya emprendieron el camino
un labrador han encontrado
y María le pregunta:
- Labrador, ¿qué andas sembrando?.
Y el labrador dice:
- Sembrando estoy piedras,
pues si piedras siembras,
piedras se te vuelvan.
Tanta fue la multitud
que Dios le envió,
y estando sembrando
a aquel labrador.
Fue el labrador a su casa,
contento y con algazara,
y a su mujer le dio cuenta
de todo cuanto le pasa.
- ¡Oh, qué linda suerte!,
¡oh, qué singular!
que el Rey de los Cielos
me fue a visitar.
Fue a buscar los segadores
para el día de mañana,
para ir a segar el trigo
que de seco se pasaba.
Ni por lo nacido,
ni por lo nacer,
se verá en el mundo
trigo como aquel.
Y un poco más adelante
y otro labrador que vieron,
María le preguntó:
- Labrador ¿qué andas haciendo?.
Y el labrador dice:
- Señora, sembrando
un poco de trigo
para el otro año.
Vuelva mañana a segarlo
sin ninguna detención,
porque este favor lo ha hecho
al Dios, mío, redentor;
y si por nosotros
vienen preguntando,
dices que nos viste,
estando sembrando.
El hombre se fue a su casa
muy contento y orgulloso,
y a su mujer se lo cuenta
todito lo que pasó.
¡Oh, qué linda suerte!,
¡oh, qué singular!,
que el rey de los cielos
te fue a visitar.
A la mañana siguiente,
cuatro hombres a caballo
por una mujer y un niño,
a un hombre van preguntando.
El labrador dijo:
- Yo sí que los vi
estando sembrando
pasar por aquí.
Se miran unos a otros,
mil denuestos se echaban,
porque no podían lograr
el intento que llevaban.
El intento era,
el intento fue,
de matar al Niño
que nació en Belén.
Fuente:
Piornal.net
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