Dimensiones de la Formación en la Asociación de la Medalla Milagrosa

 Padre Andres Pato, C. M.

 

Roma, 23 de Octubre de 2001 1.

El tema habla de DIMENSIONES, FORMACIÓN y ASOCIACIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA, (en adelante AMM). Al respecto, quiero y debo hacer algunas precisiones sobre estos tres términos, que son más que palabras. Precisiones, que, por otra parte, han de marcar el rumbo del tema y delimitarlo. Presento, pues, estas precisiones, más que como un “a modo de introducción”, como la Primera Parte del tema, siendo su Segunda Parte el título propuesto de las “Dimensiones de la Formación en la AMM”. Me anima el deseo de ayudar a replantear el proceso formativo en la AMM, (en todas las formas y medios en que se imparte, sea durante la imposición de la MM o en Encuentros como este, pasando por las llamadas Novenas Perpetuas).


PARTE I PRECISIONES SOBRE EL TEMA

Precisiones sobre el término DIMENSIONES: 2.

Ante todo, se habla de DIMENSIONES (de la formación en la AMM), y no de aspectos, campos o áreas. Dimensiones y/o aspectos, se los suele emplear indistintamente, aunque son muy distintos e implican planteamientos y tratamientos diferentes. Los aspectos de la formación pueden y suelen ser muchos y exponerse larga e inconexamente, como sucede de hecho. En relación con la Formación en la AMM, se suele hablar de los aspectos -mal llamados dimensiones-, humano, espiritual, comunitario, cristiano, mariano, apostólico, sociocaritativo, bíblioteológico, etc. 3.

Sólo ciertos aspectos cualificados -aquellos elementos básicos que dan fondo y forma a una cosa, constituyéndola y configurándola-, son propiamente DIMENSIONES. Y estas son siempre pocas, determinantes, interactuantes e integradoras, trátese de las dimensiones de la materia (largo-ancho-alto-espacio-tiempo) o...de la formación. En este caso y en relación con la AMM, considero que son tres, de conformidad con sus Estatutos, coincidentes con las notas eclesial, mariana y vicentina. (Vicentina como sinónimo de misionera y sociocaritativa y como referencia a la Familia a quien la Virgen María confió su Medalla). Son, pues, estas tres dimensiones del ser de la AMM, constitutivas e identificatorias de la naturaleza, fines y espíritu de la Asociación, las que yo presento como dimensiones de la formación en la AMM.

4.

Sólo tres, pero con todas sus connotaciones, como la de acoger, integrándolas, otras muchas características significativas; la de generar convicciones, actitudes y compromisos, que es a donde debe apuntar toda formación. No muchas cosas, sino pocas, pero sustanciales, sólidas y transformantes; y la de ofrecer una visualización fácil, atractiva y actual de la AMM, en lo que se ha dado en llamar su Nueva Imagen. Hay que dejar de lado todo aquello que no corresponde directamente y que no hace más que cansar, confundir, desalentar y distraer fuerzas y tiempo

5.

En la dimensión eclesial, además de su contenido mistérico, esencial y específico, entran todos esos otros aspectos que la integran, como la liturgia, la Nueva Evangelización, la promoción humana, la inculturación, etc, pero siempre y sólo como partes de lo eclesial. Entre los muchos árboles -los diferentes temas- , nunca se pierde la visión del bosque-, el ser eclesial o la Iglesia. La dimensión mariana tiene que ver con la manera como hay que vivir lo eclesial, a saber, en unión con y al estilo de María. No se trata de hablar también ni principalmente de María porque la Asociación es mariana. Ni menos de hacer y dar un tratado de mariología o de simbología de la MM. Se trata más bien de dar un contenido básico mariano, siempre en relación con la AMM y siempre en relación con las otras dimensiones. La dimensión vicentina, por su parte, impregna estas dos dimensiones con el carisma y el espíritu de SVP, acentuando la urgencia de la misión y de la caridad con los pobres. 6.

Aunque sea obvio, es bueno recordar que entre las dimensiones hay una jerarquía y una clasificación. Y esto tanto para el ser o naturaleza de la AMM como para su formación. En la Formación en la AMM, la dimensión principal es la eclesialidad -su ser eclesial-, si bien su dimensión transversal, la que toca y corta las otras, impregnándolas, es su dimensión mariana. La dimensión vicentina, aunque sea la última, no es lo último o sin importancia...

Precisiones sobre la FORMACIÓN (en la AMM). 7.

Es bueno tener en cuenta que la formación es mucho más que la suma de sus dimensiones. Que no se reduce a ellas, y que contiene otros aspectos tan importantes o más que sus dimensiones, a las que afectan grandemente. Son los principios que sustentan la formación, sus fines, objetivos y metas, su importancia y necesidad, sus supuestos y características, el método, etc. Por no tenerlos en cuenta, resultan inoperantes, muchas veces, los temas, las jornadas y los cursos, que damos. Sucede a veces que temáticamente nuestra formación es integral, pero no unitaria ni eficaz ni duradera, con el consiguiente divorcio entre fe/cultura y vida, que tanto daño nos ha hecho y continúa haciendo. Divorcio, en el caso de la AMM, entre una devoción mariana, pietista y/o “interesada en María”, y una vida cristiana sólida -como la de “la Primera Discípula de Jesús”- y coherente con lo eclesial y lo vicentino. 8.

De entre los aspectos arriba mencionados, hay algunos que deben preocuparnos tanto y más que las dimensiones de la formación. Por ejemplo, la motivación de su importancia o necesidad, que suscite el deseo de formarse; el método con que ofrecemos esa formación, y los principios a los que la ajustamos inteligentemente. 9.

Ante todo hay que interiorizarse e interiorizar en la importancia vital de la formación en la AMM.. Sin formación no hay conocimiento y cambio cabales ni presencia y acción eficaces. ¿Cómo lograr que los asociados y los fieles en general se interesen y pidan formación MM? Sin duda dedicamos tiempo y esfuerzo a preparar muy bien los temas, los cursos y las jornadas, pero nos quedamos cortos en su motivación. La gente no se entera o no se mueve. Y por eso son pocos los que acuden y son quizás aún menos los que sienten su impacto y llegan a convertirse en auténticos cristianos y fervorosos propagadores de la AMM. Nos hace falta también más marketing y sentido de vendedores, oficio que no parecemos conocer, al menos no tanto como los Misioneros y las Hermanas de la generación de 1832. 10.

Por otra parte y supuestas la gracia de Dios y que la MM no ha perdido su eficacia, nos hace falta más y mejor método, que ayude a suscitar y mantener el interés por la formación, a personalizarla y a hacerla más dinámica, duradera y productiva... Decididamente, tanto o más que el contenido de la formación y el entusiasmo con que la impartimos, interesa el método. ¿Cuál de los muchos métodos...? La Virgen María, en la formación de Catalina y para la formación de todos, usó con éxito el método audiovisual, por medio de sus apariciones y la entrega de la Medalla... 11.

Además, una buena formación, también en la AMM, exige tener en cuenta algunos de sus principios y remitirla y ajustarla siempre a ellos. Entre los principios generales de la formación, que concretizo aquí para la AMM, cabe señalar, por su importancia, los siguientes:

-es un proceso continuo

-en renovación permanente

-integrando fe y vida,

-desde la naturaleza o ser de la AMM y en la línea de su ser -(nihil innovetur nisi quod traditum est: renovación sólo desde la tradición).

-en adecuación a las capacidades y los niveles de las personas,

-a partir de la CULTURA (INCULTURACION) de los formandos (sus riquezas espirituales y humanas).

-(Esto debe tenerse muy en cuenta, según se trate de la formación de “los asociados” en general o de los “asociados” en particular, miembros de asociaciones nacionales o locales organizadas); y

-que lleve a plasmar un estilo de vida como el de María, consistente y no sólo como un barniz y/o un bagaje cultural...


Precisiones sobre la ASOCIACIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA

12.

Una cosa son las características de la MM y otra las características de su Asociación. La importancia de la Medalla y el valor que siempre se le ha dado -estudiándola y propagándola-, ha opacado la importancia de la Asociación y su interés por ella -de estudio, organización y difusión. Sobre todo, en relación con los “asociados en general”, que son los más y los más incontactables. Nos ha preocupado más “dar la Medalla” que imponerla debidamente, previa una adecuada catequesis; y, desde luego, más que hacer ver a cuantos la recibían, que entraban a formar parte de una Gran y Maravillosa Asociación. “Dar medallas” más que “hacer socios”, parece haber sido nuestra práctica. Ni hablar de acompañar y/o seguir después a quienes dimos la Medalla.

13.

(Entre paréntesis, la falta de unificación del nombre de los diferentes Grupos/asociaciones de un mismo país; y la falta de un apelativo que designe, escueta y claramente, a los asociados y socios de la Medalla Milagrosa, parece ser una dificultad adicional a la hora de hablar y extender la Asociación. Decir “carmelita” o “guadalupana”, abrevia, aclara y precisa las cosas. Pero cómo llamar, con igual brevedad, claridad y precisión, a las devotas y/o socias de la Medalla Milagrosa? Sería bueno inventar este nombre y hacer que todos los Grupos se llamen AMM).

14.

Otra dificultad en la formación de la AMM tiene que ver con su original conformación, pues consta de socios (E/4) que son “miembros en general” (no menos de ¿10 millones?) y “miembros en particular” (¿unos 75.000?). Por otra parte, sus miembros pueden ser y son sacerdotes, consagrados y, en su mayoría, fieles cristianos laicos. Obviamente la formación integral, que hay que darles, en la vida cristiana y en el apostolado de la caridad (E/2), tendrá que alcanzar a todos. Será difícil lograrlo, especialmente con “los asociados en general” y “los laicos cristianos”, pero convendrá tenerlo muy presente y ser inventivo y exigente en ello. Ello, además de llevar a conseguir los fines de la Asociación, promoverá y dará nuevos “socios inscritos”, activos, a los grupos organizados.

15.

Asociaciones y advocaciones marianas hay muchas y algunas, como “la carmelitana”, más antiguas, arraigadas y extendidas en la Iglesia. Pero ello no ha de significar complejo ni inacción a la hora de presentar y propagar la Medalla y/o la AMM. El “¡ya existen otras devociones o asociaciones en la Parroquia!” o el “¡qué irá a pasar cuando ya no estemos nosotros!”, no deben servir de excusa a nuestra dejación. Menos aún el pretexto de un falso ecumenismo. Cuando la Virgen de la Medalla se aparece, conoce muy bien el contexto mariano y eclesial de su tiempo -las numerosas y bullentes cofradías y asociaciones marianas, y el proselitista empuje de los protestantes-, aún así y sin duda por eso, se aparece, rompiendo un silencio de siglos, para confiarnos su deseo..


PARTE II: DIMENSIONES ECLESIAL, MARIANA Y VICENTINA


DIMENSION ECLESIAL


1. La AMM es eclesial

16.

Históricamente nace como Asociación de Iglesia en 1909, (con refrendaciones en 1990 y 1998). Es lo que hoy llamamos una asociación pública de la Iglesia, con todas las atribuciones que ella confiere a sus asociaciones (CIC 298-329). En su reconocimiento como tal, se tuvieron en cuenta, sin duda, además de los requerimientos canónicos, su embrionario génesis, en 1830, su contexto y su maravillosa historia. En efecto y aunque sin partida oficial de nacimiento, puede decirse que la Asociación existía ya desde cuando, en 1833 , unos 76 años antes, el pueblo, en respuesta al llamado de la Virgen, cerraba filas en torno a su Medalla, dándole el nombre de Milagrosa. Y se contaban por miles los que se sentían convocados y unidos en la nueva devoción y popular advocación. La aprobación de 1909 no hizo sino institucionalizar lo que de hecho ya existía. (La aprobación de la Asociación de JMV, en 1847, ¿no fue como un sucedáneo de la AMM?, ¿como una variante anticipada de la AMM?).

17.

Es también eclesial por el acontecimiento mariano de las Apariciones, que está a la base del nacimiento de la Asociación. En efecto, María, que es modelo y tipo de la Iglesia, se aparece manifestando su maternal solicitud por la Iglesia, a saber: el bien de sus fieles con los que compromete su ayuda por medio de la Medalla; la definición de su condición de Inmaculada, que habría de zanjar, 24 años más tarde, la milenaria polémica entre maculistas e inmaculistas; y la preocupación, que comenta con la vidente Catalina, por la suerte del arzobispo de Paris y la Iglesia de Francia; y la entrega de la Medalla, con su simbología tan eclesial, en especial todo el reverso, diseñado en clave de Iglesia...

18.

Son igualmente eclesiales todas las circunstancias que rodean la aprobación y difusión de la Medalla, que será el santo y seña o insignia de esta nueva Asociación. En efecto su difusión se empezará después de su aprobación por Mons. J.L. de Quelen, Arzobispo de Paris . Su entusiasmo y devoción fueron compartidos por otros muchos Obispos, dentro y fuera de Francia. Y por los mismos Pontífices, que además de aprobarla y alabarla, la recomendaron vivamente a los fieles, que eran ya legión los que la llevaban. Por otra parte, la intervención de María ahora, como, en su tiempo, la de SVP, va a influir muy positivamente en la Iglesia, cambiando su rostro, además de cambiar el rostro del culto a María.


2. Qué significa e implica para la AMM el ser eclesial

19.

“Lugar teológico” privilegiado de comunión y participación. Al ser reconocida por la Iglesia, la AMM se convierte en un espacio e instancia donde vivir el Misterio Trinitario de la Salvación por Jesucristo y donde ejercer, cada uno a su modo, su oficio sacerdotal, real y profético. Desde el bautismo, por el agua y la acción de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, nacemos a la vida divina y nos integramos al Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia (Col.1,18). Para cuantos, de diferentes maneras, pertenecemos a la AMM, ésta se nos convierte en el lugar eclesial querido por María -y por lo tanto privilegiado- para vivir con y como ella nuestra vida de Hijos de Dios. Este -y el siguiente- , son puntos importantes de la formación en los que hay que insistir hasta crear el gozo y el orgullo sanos de pertenecer a la AMM.

20.

Signo y concreción de pertenencia a la Iglesia. En la Iglesia y con ella todo cristiano está llamado a vivir su vocación y misión. Puede hacerlo como particular, pero, por su eclesialidad recibida desde el bautismo y como la mejor forma de expresar su pertenencia a la Iglesia, es llamado a hacerlo asociativamente. Es, pues, en y desde asociaciones eclesiales, donde Dios nos pide que vivamos la pertenencia a su Iglesia y que realicemos nuestra vocación y misión (CHFL,29). Esto que es cierto para toda legítima asociación eclesial, lo es sin duda en forma especial para la AMM, en razón de su singular relación con la Virgen María, de su peculiar organización y de los fines y el espíritu que la animan.

21.

Instancia privilegiada para el laicado. Para todos, pero principalmente para los laicos, su asociación representa una “preciosa ayuda para llevar una vida cristiana coherente con las exigencias del Evangelio y para comprometerse en una acción misionera y apostólica” (CHFL 29). Esto, por llevar la Medalla de María, es particularmente válido para “los asociados” y “los socios laicos inscritos” en la AMM. En efecto, el llamado de la Virgen Milagrosa es una invitación abierta a todos, en especial a los más necesitados, a vivir una vida cristiana plena, santa y misionera, comprometiendo para ello su ayuda. En la era y la hora de los laicos cristianos, la AMM ofrece, pues, un lugar privilegiado para que sus “asociados laicos” -que son la mayoría- , puedan realizar su vocación y misión en el mundo y en la Iglesia. Hacer de la AMM una escuela y palestra para el laicado, es otra buena tarea para sus asesores y formadores. Pero antes debemos convencernos de que es y puede seguir siendo así.

22.

Una, santa, católica y apostólica. En Iglesia y como Iglesia, la AMM hace suyas, esforzándose por conocerlas y encarnarlas mejor, sus notas definitorias. La formación dentro de la AMM deberá insistir en estos rasgos característicos de su dimensión eclesial, si quiere serlo de verdad. Deberá hacerlo fundamentándose en la Biblia y en los Documentos básicos del Magisterio de la Iglesia (LG, GS, DV, SC, AG, AA); y ejemplarizándolo en María y en SVP., que originan las otras dimensiones de la AMM.

23.

En relación con la UNIDAD, la AMM se empeñará en vivenciarla y practicarla, por encima de todo, como condición y ambiente de vida antes incluso que como su virtud principal. Así lo enseñan Jesucristo (Jn 17,21) y la Iglesia, que se define a sí misma como sacramento de unidad y de comunión (LG 1). 24.

Esta unidad hay que cultivarla también a nivel de Institución. De manera tal que todos los asociados, cada una uno desde su peculiar condición, tomen conciencia de constituir una gran y maravillosa Familia, la AMM mundial, de la que son miembros. Y que es UNA en la diversidad (de sus miembros) y DIVERSA en la unidad (de su organización, fines y espíritu).

25.

En relación con la SANTIDAD, la AMM se reconoce como porción selecta del Pueblo de Dios, que es santo y se esfuerza por hacer santas todas las cosas, mientras peregrina en la historia hacia la patria celestial, en unión con María y al estilo de SVP. Estas dos dimensiones combinan una forma de santidad que pasa por la dimensión social de la fe, la caridad y la esperanza. Contemplación y oración, sí, pero en la acción; comunión y vida litúrgica, sí, pero con y para el prójimo, sobre todo el necesitado; utopía y esperanza, sí, pero anticipando a aquí y ahora los valores del Reino. 26.

Sin duda, los miembros de la AMM tuvieron siempre y tienen muy claro que están en la AMM para ser santos; lo que quizá no tuvieron siempre tan claro fue cómo serlo, la manera concreta de ser y parecer santos. ¿Demasiado piadosos y rezadores? Encontrar el perfil del santo que corresponde a los asociados y socios de la MM y ayudarles a formarse en él, parece ser una tarea urgente y pendiente de nuestra formación. Sin duda deberá tener rasgos marianos y vicentinos.

27.

Decir que la Iglesia es CATOLICA es decir que es universal, pero es también decir que posee una fuerza vital -como un dinamismo divino- que la hace crecer interiormente y expandirse. Y es decir que tiene elementos que le dan identidad e identificación, diferenciándola del resto de las instituciones humanas y de otras Iglesias. Estos tres aspectos tendrán que estar muy presentes en el empeño formativo de la dimensión eclesial en la AMM. 28.

María y la Iglesia quieren que la AMM tenga su fisonomía propia y que se fortalezca interiormente y que se extienda en todo el mundo, siendo ella misma y no otra cosa. En estos tiempos de relativismo y del “qué más da”, se nos pide estar vigilantes y propagar la Asociación, pero como mariana de la MM y como vicentina. La red mundial que es la Asociación, necesita de muchos centros neurálgicos (los grupos locales y nacionales organizados). A los formadores les espera una gran tarea de formación y de revitalización del conjunto.

29.

La Iglesia y la AMM son APOSTÓLICAS, porque asientan su fe en el Credo y en la Misión de los Apóstoles. Por parte de la Asociación, esto se corresponde muy bien con sus dimensiones mariana y vicentina. Reina de los apóstoles, María expresa su Fe en su Hijo Jesucristo y cumple con El su misión; es parte de lo que dicen los símbolos de la Sagrada Medalla. Desde el lado de SVP, nos consta que la Misión (de evangelizar a los pobres), es la razón de su vida, siempre en filial obediencia a los sucesores de los apóstoles. 30.

Educar y formar en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, no parece vaya a ser una tarea difícil en la AMM, aunque que haya que regularizar muchas situaciones de hecho, en especial con los Obispos en sus Diócesis. Resultará más difícil educar y formar para la Nueva Evangelización, y para los aspectos esenciales que la integran: la inculturación del Evangelio y la cultura cristiana, la promoción humana y la Enseñanza Social de la Iglesia, las misiones... 31.

Aunque sea difícil, urge hacerlo y hacerlo de modo sistemático y unitario, como exigencia de la dimensión eclesial de la AMM, conjugada con sus dimensiones mariana y vicentina.


DIMENSION MARIANA

1. La AMM es mariana

32.

Huelga insistir en ello. Pero sí es bueno recordar algunas cosas, en las que tendrá que abundar nuestra formación:

-que el ser mariana es una de sus dimensiones -transversal, la he llamado- , con todas las precisiones antes hechas (item 12-15)

-que, entre las asociaciones marianas reconocidas por la Iglesia, es la única que nace con una imagen-retrato de María, dado por ella -su Medalla-, y de su deseo expreso de que todos la lleven e invoquen, lo que será generosamente retribuido;

-que, aunque tenga el común denominador de mariana, tiene originalidades que la singularizan, diferenciándola de las demás asociaciones marianas. Originalidades que hay que respetar y cultivar,como: la Medalla, su constitución y organización, sus fines y espíritu, y, sobre todo, la Alianza María-Asociados, que establece y fomenta.


2. Qué significa e implica para la AMM su dimensión mariana

33.

La formación en esta dimensión -que es como la otra cara y nombre de la dimensión eclesial-, debiera pasar por una lista jerarquizada de tópicos, de la que entresaco los que considero principales.

34.

la Alianza Mariana, que se establece entre María y los asociados. Es lo primero y más importante. Si en la Medalla se ha visto la Biblia Mariana del Pueblo de Dios, con mayor razón hay que ver en ella el signo y medio (como un sacramental) de la Alianza entre María y su Pueblo, en especial los pobres y necesitados. Con todas las implicaciones y consecuencias, aunque por analogía, que en la Biblia tiene la palabra alianza. No basta, pues, con hablar de la Medalla y su simbología. Ni con imponerla debidamente, haciendo tomar conciencia del ingreso y pertenencia a una Asociación, maravillosa en tantos aspectos. Ni siquiera con resaltar los beneficios que se derivan y los compromisos que se asumen... 35.

Hay que insistir ante todo y sobre todo, en lo que constituye el núcleo del mensaje de las Apariciones de Rue du Bac: María quiere y viene a entablar una Alianza con su Pueblo, una autentica y sencilla Alianza Mariana, por la que Ella se convierte en especial Madre y Protectora y los Asociados se comprometen a llevar e invocar su Medalla. Todo ello, como experiencia religiosa y dentro de una relación amorosa, íntima y directa, de persona a persona, que pasa por lo comunitario (la comunión con los demás).

36.

el culto mariano de la Inmaculada Concepción. Ciertamente la Medalla encierra todos los misterios, títulos y privilegios de María, que constituyen su gloria, gozo y dolor. Con todo, el que María pone de relieve y para el que reclama un mayor compromiso, el que dará nombre y perfil a la Medalla, es el de la Inmaculada Concepción. Un miembro de la AMM es, ante todo, alguien que se compromete a vivir como signo y apóstol de la Inmaculada -en cuanto implica de excelencia y de contradicción-, hasta las últimas consecuencias, en nuestra actual cultura transexual y transgenética. Develar, cultuar y defender hoy este misterio, debe ser tarea importante del apostolado y de la formación en nuestra AMM, que sigue llamándose y siendo “Asociación de la INMACULADA CONCEPCIÓN de la Medalla Milagrosa”.

37.

el sentido mariano (sensus Mariae) de nuestra vida como asociados. Desde de la perspectiva de nuestra Alianza con María, es normal y justo que lo veamos todo desde María, con su mirada (de fe), con su corazón (lleno de caridad) y con su entrega (llena de esperanza). Por esto principalmente llamamos transversal a esta dimensión. El evangelio de María y en especial el Magnificat, nos ayudan a tener de Dios, de Jesucristo, de la historia y del mundo, de nosotros mismos, de los demás y de la Iglesia, la visión que tuvo María.

38.

el modelo mariano de nuestra vocación y misión. María modelo nos dice lo que Dios pide de ti y de mí. Y lo que quiere hacer de nosotros, si imitamos su docilidad y disponibilidad. Recibir la Medalla y pertenecer activamente a la AMM, es un primer gran paso, pues María nos sale al encuentro como inspiración, motivación, ejemplo, ayuda e intercesión. Y Ella tiene experiencia, voluntad y poder para acompañar nuestro crecimiento en todo aquello de lo que es modelo: de unión con Dios (en el Hijo por el Espíritu Santo), de ser humano (como mujer, Madre-Virgen y esposa), de discípula de Cristo (la primera en la fe y el amor), de evangelio viviente (en la Iglesia y en la Cultura), de vida espiritual (uniendo fe y vida, santidad y virtudes: la docilidad y disponibilidad, ante todo, en humildad, sencillez y caridad),de orante...

39.

el modelo de Nueva Evangelización, de promoción humana y de realización de la cultura cristiana. Es como el Documento CELAM de Santo Domingo (1992) presenta a María, bajo el hermoso título de “María, Evangelio viviente en la Iglesia y en la cultura”. Cuesta resistirse a transcribir aquí algunos de los párrafos del Documento, pero por caer de lleno en lo que he llamado dimensión vicentina de la AMM, lo dejo para este momento.

40.

la difusión de la Medalla Milagrosa y de la Asociación MM. Es nuestra lógica y cordial respuesta al deseo de María y a nuestro convencimiento de las bondades de la Medalla y de la Asociación. De lo que son en sí y de lo que son para la Iglesia y el mundo, hoy. De su actual valor y vigencia, según lo estamos viendo. Todo esto supone un bien pensado plan de formación que educa, no sólo informa, para llevar debidamente la Medalla y llevarla sintiendo que uno es ya miembro de su Asociación; para llevarla y para propagarla desde la AMM. Si hay fe e interés, si como Juan acogemos a María (Jn 19,27), habrá tiempo y recursos para hacerlo.


DIMENSION VICENTINA


1. La AMM es vicentina.

41.

Afirmarlo así, de buenas a primeras suena y parece, por decir lo menos, raro. Pero deja de serlo si se va al fondo del asunto. En efecto, Vicente de Paul consagró su vida a lo que María, en sus apariciones de 1830, nos manifestó y pidió: ir a los más pobres y necesitados, inspirándoles confianza; mostrarles su predilección con hechos y palabras; atenderlos corporal y espiritualmente, con afecto y eficiencia; evangelizarlos integralmente buscando su conversión y salvación... Dicho así o con las palabras grandes, antes citadas, del Documento de Sto.Domingo (que es el hablar actual de la Iglesia), el plan de Vicente se corresponde con el María. Es por ello, y porque María quiso elegir y confiar su plan a la Familia de Vicente, que, con toda razón, puede hablarse de la dimensión vicentina de la AMM. Donde el término “vicentina” es sinónimo de esa dimensión horizontal de la Medalla y de la AMM, que pasa por la Misión y la Caridad (en sus aspectos social y político), a favor de y con los pobres, como lo hiciera Vicente de Paul.

42.

Formar, de modo sistemático y exigente, en esta dimensión, puede ser de lo más difícil, ya que, en la mayoría de los casos, se tratará de un cambio de mentalidad: con todas sus consecuencias, de ayudar a pasar de ser un ““devoto” de la Virgen o Medalla Milagrosa” a ser “laico” y “vicentino”; de ser miembro de la AMM a ser en cuanto tal miembro de la Familia Vicentina; de ser un cristiano piadoso y bueno (por hacer algunos actos piadosos y algunas obras de caridad) a ser un voluntario vicentino comprometido, etc..


2. Qué significa e implica para la AMM la dimensión vicentina

43.

Opción por los pobres y necesitados. Ciertamente María no excluye a nadie ni ninguna clase de necesidad, material o espiritual, pero, justamente por eso, ella y su Medalla vienen ante todo, para quienes padecen necesidad. Ser miembro y trabajar en la AMM, no importa la clase de afiliación que se tenga, es, ante todo, reconocerse pequeño y necesitado y trabajar por quienes se sienten y/o viven como tales.

44.

Trabajo de Nueva Evangelización. Hay que aprender a leer en María las actitudes que requiere la Nueva Evangelización. Ante todo su profunda experiencia de relación con Jesucristo, como base de una evangelización llena de ardor y de expresiones y métodos nuevos, en respuesta atenta a los signos de los tiempos; su fidelidad incondicional al designio del Padre y su docilidad y disponibilidad al Espíritu, para actuar con libertad profética y anunciar la Buena Nueva con acción liberadora; su actitud de pobreza interior para contemplar y dar de sí desde una vida compartida con los pobres y con cuantos necesitan ser acompañados...(El Doc SD 414-415, contiene otros valiosos y hermosos aspectos)

45.

Trabajo de Promoción Humana. Ante todo de dignificación de la persona, especialmente de la mujer -(“consagrada” o “laica”: esposa, madre, o simplemente mujer de su tiempo..., como nos lo recuerda Sto Domingo (416-420). En María reconocemos a aquella que, después de Cristo, ocupa en la Santa Iglesia el lugar más alto y a la vez el más próximo a nosotros (LG 54). Está -y nos pide estar- junto a los que buscan al Dios que libera, levantando a los pequeños y derribando a los fuertes, a los que no quieren aceptar pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social, ni se conforman con ser víctimas de la alienación... 46.

La promoción humana, que reclaman el Evangelio y la Iglesia, pasa por la llamada Doctrina Social de la Iglesia, que es parte integral de la evangelización. Formar en la Doctrina Social de la Iglesia debiera ser tarea prioritaria y permanente.

47.

Trabajo de inculturación del Evangelio, hasta la realización de la verdadera cultura cristiana. Con María y al estilo de María, en profundidad, no en barnices ni afeites cosméticos, superficiales, como la mayoría de las culturas cristianas que nos hemos dado a lo largo de la historia. Los miembros de la AMM, al acoger a María y comprometerse con ella, evangelio viviente, acogen y se comprometen a hacer carne cultural en su vida concreta, los valores que la Virgen Madre representa. Se comprometen también a que estos tomen carne cultural en la vida y las circunstancias concretas de los suyos y de los hombre y mujeres a los que atienden. 48.

En una cultura como la nuestra, cada vez más secularizada, globalizada, informatizada y genomizada, el trabajo de inculturación del Evangelio o de creación de cultura cristiana, es, sin duda, el trabajo más arduo y desafiante que nos espera y se nos pide... Afortunadamente contamos para ello con la ayuda eficiente de María de la Medalla Milagrosa, enseña de confianza y ayuda para nuestro tiempo, como quiso serlo en el revolucionario y cambiante de 1830.

49.

Misiones. Deben ser -y a su manera han sido siempre y son-, una exigencia de las Apariciones de María a Santa Catalina y una actividad esencial de la AMM. Hay que recordar que, en la primera fase de la Aparición del 27 de Noviembre, María se presenta como Reina de las Misiones. Así lo percibió y reclamó la vidente y así se nos dio en llamarla nosotros. Y así, a su manera, lo fue realizando la AMM, en especial mediante la llamada Visita Domiciliaria con las capillitas o urnas. La visita de María a la familia de Isabel-Zacarías-Juan (Lc 1,39-56), con sus bendiciones, se ha repetido millones y millones de veces por medio de la llamada Visita Domiciliaria, y sigue repitiéndose. Es, sin duda, con las misiones masivas de la Novena Perpetua, la mejor manera en que la AMM cumple su nota de ser eclesialmente apostólica. 50.

Para que esta labor apostólica se convierta en una verdadera misión, habrá, sin duda, que reorganizar algunas cosas y darle rostro de Nueva Evangelización (Cf. Item.30 y 44-48). Al mismo tiempo habrá que formar a los miembros de la AMM para que participen en las misiones de la Familia Vicentina, desde su carisma y con su espíritu mariano. La experiencia nos dice que, cuando la Virgen María prepara y se hace presente en unas misiones, éstas están garantizadas.

51.

Don y Tarea, es para la AMM su dimensión vicentina. Ante todo es un regalo de María a la Familia Vicentina, (conformada entonces por las HC y la CM y hoy por más de 165 Ramas, entre las que están JMV y AMM). Un regalo muy singular de María, que habla de su predilección por la doble Familia Vicentina y de protección y ayuda especiales, según lo comprueba la historia. Pero que habla también de la confianza que María puso en nosotros al encomendarnos la tarea de acuñar y dar a conocer la Medalla y sus mensajes. Sólo María sabe por qué quiso fijar sus ojos en la FV... Podemos enumerar una serie de aparentes motivos, pero no es esto lo más importante. Tampoco lo es evaluar cómo, a lo largo de la Historia, hemos cumplido la tarea encomendada. Lo realmente importante es decidir qué y cómo vamos a hacer para reactivar la tarea, hoy y aquí tan válida como entonces.

52.

Desde los orígenes y aún sin ser asociación formal, los fieles portadores de la Medalla fueron sus principales cultores y difusores, animados por la CM, las HC y, desde 1847, por la Asociación de Hijos de María (hoy JMV). Después (1907), lo fue la flamante AMM... Toca a los historiadores evaluar y decir cómo cumplió su cometido, sus aciertos y logros, para mantenerlos y superarlos; sus desaciertos y fallas, para corregirlos y no repetirlos. De todos modos y en general, uno siente que, por culpa, sobre todo, de los asesores y formadores, la importancia y el relieve puestos en la Medalla opacaron siempre a la Asociación, sin ayudarla a crecer como tal. Nos ha preocupado más -y nos ha sido mucho más fácil- repartir medallas que hacer asociación. Es algo que tenemos que corregir.

53.

Desde 1617 Vicente de Paul puso como Patrona Celestial de las asociaciones que fundaba a la Inmaculada Concepción. Luego (1830), la Inmaculada Concepción en persona quiso darnos su Imagen-Retrato en la Medalla, para que la sigamos poniendo como Reina y Señora de todo, en especial de nuestros corazones. Es el don y la tarea que confió a la Iglesia por intermedio de la Familia Vicentina y que ésta, desde 1907, asumió y concretó en la AMM, como la más directa depositaria, cultora y propagadora de la Medalla. Hoy la AMM debiera ser la asociación mariana a la que, por “llevar la Medalla”, pertenecemos todos nosotros -las personas y los más de los 165 colectivos o Ramas de la FV.. Debiera ser también la asociación cuya tarea mariana la hacemos nuestra...

54.

“En el Umbral del Nuevo Milenio” (58), Juan Pablo II ha puesto este III milenio en manos de María... Vicente de Paul habría hecho lo mismo. Y lo mismo quiere hacer, sin duda, la Familia Vicentina, ojalá que desde la AMM.





DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN EN

LA ASOCIACIÓN DE LA MEDALLA MILAGROSA

ESQUEMA


PARTE I PRECISIONES SOBRE EL TEMA

Precisiones sobre el término DIMENSIONES

Precisiones sobre la FORMACIÓN (en la AMM)

Precisiones sobre la Asociación de la Medalla Milagrosa



PARTE II: DIMENSIONES ECLESIAL, MARIANA Y VICENTINA de la AMM



DIMENSION ECLESIAL


1. La AMM es eclesial

2. Qué significa e implica para la AMM el ser eclesial



DIMENSION MARIANA

1. La AMM es mariana

2. Qué significa e implica para la AMM su dimensión mariana



DIMENSION VICENTINA


1. La AMM es vicentina.

2. Qué significa e implica para la AMM la dimensión vicentina



PAUTAS (PREGUNTAS) PARA LOS GRUPOS


1. De la dimensión eclesial de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Por qué?


2. De la dimensión mariana de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Por qué?


3. De la dimensión vicentina de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Porqué?


PAUTAS (PREGUNTAS) PARA LOS GRUPOS

1. De la dimensión eclesial de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Por qué?

2. De la dimensión mariana de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Por qué?


3. De la dimensión vicentina de la AMM, ¿en qué punto te parece debe insistir hoy más la formación? ¿Por qué?

Fuente: famvin.org