Madre

 

Alicia Beatriz Angélica Araujo



Solo un corazón de Madre puede abrazar mi pena...
Y enjugar con su presteza las lágrimas de mi dolor...
Pues está en ella aquel puro amor...
Que en abundancia le entregó el Padre...
Cuando en su seno engendró amante...
Al Hijo Santo de nuestro Dios. 

¡OH Virgen Inmaculada! ¡OH Dueña del alma mía!
Acaricia mis heridas con el óleo de tu mirada...
Y enséñame bendita esclava, a ser una rosa en la Viña...
Que perfume con tu espléndida fragancia...
Abundada en la sinfonía de tu latido amoroso...
Muy encendida, con un corazón pleno en el gozo...
De ser entre tus brazos una ofrenda viva... 

¡OH Virgen Inmaculada! ¡OH Dueña del alma mía!
Acude pronto en mi socorro, que temo perder la vista...
Y tomar otro camino, que me aparte de las delicias.
¡Ven mi Señora, guíame si estoy perdida!
Atesórame en tu regazo y guárdame que soy tu hija.