Nada en ti pudo... 

 

P. Antonio Márquez Fernández, S.D.B.

 

 

Nada en Ti pudo la serpiente aleve,
en Ti no se posó la noche oscura,
tu seno no manchó la arcilla impura
de la culpa ni por instante breve.

Tu alma está llena de la brisa leve
de la virtud astral, de la frescura
del ósculo de Dios, que en tu clausura
matinal, nuestra pobre sangre bebe.

Eres honor de nuestro pueblo y gloria,
orgullo y prez de nuestra raza humana,
¡oh limpia, oh santa, oh pura, a toda hora!

Por Ti cantamos himnos de victoria,
y nuestra sed de salvación no es vana,
¡oh, del Liberador frutal Aurora!