¡Ay, por tu larga...!

 

P. Antonio Márquez Fernández, S.D.B.

 

 

¡Ay, por tu larga ausencia, una honda herida
se abrió en mi pecho como una granada!
¡Ay, por tu larga ausencia, aguda espada
fulgió en mi entraña, se clavó en mi vida!

¡Ay, por tu larga ausencia, ya no es vida
esta mi vida fosca y lacerada!
¡Ay, no es vida la vida amenazada
de los males de ausencia, sin salida!

¡Ay, tu ausencia va uncida a mi costado
en la frente del ciervo tal la flecha
que lanzó el cazador con firme tino!

¡Ay, sólo arrancará el venablo alado
el puño, Luna bella, si en derecha
marcha llego a tu ermita, peregrino!