A María Santísima de Consolación y Lágrimas

 

Antonio Romero Marquez

 

 

Si para consolarnos, sin consuelo
acompañas a tu Hijo en la agonía,
funde en tu duelo el mío, Madre mía,
si es que merezco compartir tu duelo. 

Aunque empapado en lágrimas, tu velo
la brisa de la noche secaría
si el dolor que padeces cada día
no fuera el de la mañana al de hoy gemelo. 

Si del Santo Sudario se te invoca,
Consolación del triste, Tú tan triste
y derramada en llanto inagotable... 

Consiente, Virgen Santa, que en mi boca
con la piedad que con tu amor me diste
mi conmovido corazón te hable...