Te vestirás de luz 

 

Emma-Margarita R.A. -Valdés

 

 

Tus horas de agonía pasan lentas.
El cándido verdor está manido
como vaso de barro,
su lengua se ha pegado al paladar
y ya le han conducido al polvo del sepulcro.
Ansías arrancarle
de las babosas fauces del león
y de las astas de los unicornios.

Por su ánima expectante
pasan los remolinos de las aguas
y las olas del mar,
arrastrándole al más umbroso abismo.
Desciende a la gehena.
Va a absolver las raíces de los álamos,
a forzar los cerrojos del infierno,
que le vomitará luminiscente
el glorioso tercero de los días.
Ha pisado el lagar,
están sus vestiduras teñidas con su sangre.
Rechaza el latrocinio
que disfraza de guerra al holocausto,
mas con sus cinco llaves luminosas
abre el portal de bronce que desune
la ciudad de la muerte de las verdes praderas.

Volverá majestuoso con llameante antorcha,
con sus flechas agudas,
enarbolando el célico estandarte.
Asentará sus pies sobre la piedra,
heredará naciones,
repartirá despojos de los fuertes
y en los últimos tiempos
construirá un palacio de marfil 
más alto que las cimas.
Le alabarán los labios
que han bebido del mágico torrente;
le aromarán con mirra, acacia y áloe;
le alegrarán con arpas.
Serán los invitados a las bodas,
advendrán con el traje arregazado
y tomarán el ázimo de Vida.

Tú, María, te vestirás de luz,
coronarán tu frente doce estrellas,
se postrará la luna a tus pies peregrinos.
Está prendado el Rey de tu hermosura,
perfecta es la belleza inmaculada.
Inclínate ante Él,
agradece los dones recibidos
y presenta tu ofrenda del dolor.
Te dará leche, harina, miel y aceite;
adornos de oro y plata.

Porque has crecido dulce flor de loto
reinarás colmenera en los países.
Serás matriz afable,
el tronco firme y recio
del frondoso ramaje de los hombres,
gestarás vida eterna,
le darás un lugar distinguido en su casa
y en la mesa del familiar banquete.