Virgen del Rocio

 

Emma-Margarita R.A. -Valdés

 

 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Según dice la leyenda, 
Lucas, apóstol ilustre, 
con la madera de un cedro 
tu imagen bendita esculpe. 

En la hora de su muerte 
a tu protección acude 
y por su último deseo 
en su féretro te incluyen. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

En el siglo IV llevan 
sus reliquias y tu estuche 
a Constantinopla, y luego 
desde allí a la santa urbe. 

Cuando fue elegido Papa 
Gregorio Magno, introduce 
tu imagen en su oratorio 
y tú haces leves sus cruces. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Una epidemia de peste 
entra en Roma y a ti se unen 
con rezos y en procesión 
y sanas a los que sufren. 

Sobre un castillo, hoy Sant Ángelo, 
te alaban bellos querubes: 
Regina caeli, laetare. 
Y el milagro se difunde. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Gregorio obsequió a Leandro 
tu imagen, y este la cubre 
de honores en su Sevilla 
y eres del pueblo la lumbre. 

Transcurría el siglo sexto 
y hasta el siglo octavo surge 
en los fieles sevillanos 
el amor que distribuyes. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Año setecientos once 
apaga divinas luces, 
el invasor extranjero 
templos y efigies destruye. 

De la guerra y la matanza 
los fieles cristianos huyen, 
llevan tu preciosa imagen, 
no consienten que te insulten. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

En la Sierra de Altamira, 
junto al río Guadalupe, 
en una cueva excavada 
les inspiras que te oculten. 

Su campanilla de plata 
y una carta allí introducen 
para cuando llegue el tiempo 
en que regresen las luces. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Cobijada en estas sierras 
más de seis siglos transcurren 
y, vencido el invasor, 
tu presencia restituyes. 

Pastores cuidan sus vacas 
en los montes que te encubren, 
se extravió una y es urgente 
que Gil Cordero la busque. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Tres días cruza montañas. 
Entre los robles descubre 
su vaca muerta y decide 
desollarla, es la costumbre. 

Traza la cruz en su pecho, 
el cuchillo en él le hunde, 
y en ese preciso instante 
tú, Virgen Santa, reluces. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

El pastor, desconcertado, 
pues tu rostro le seduce, 
ante tu imagen se postra, 
y le dices no se asuste, 

que eres la madre de Dios, 
la que por los hombre sufre 
y con tu hijo Jesucristo 
a los cielos les conduces. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

Le ordenas llevar su vaca 
con las otras y pregunte 
en la ciudad por los clérigos, 
tu aparición les anuncie. 

Al regresar a su casa 
Gil Cordero, hay pesadumbre 
por la muerte de su hijo, 
y la Virgen le resurge. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

El pastor dice a los clérigos 
lo que pasó en Guadalupe, 
que fueran y que cavaran, 
y la llamada no eluden. 

Encontraron en la cueva 
la campanilla y apuntes 
sobre tu imagen bendita. 
Y una ermita te construyen. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe. 

El pastor y su familia 
a vivir al monte suben, 
tú hacías grandes milagros 
y llegaban multitudes. 

Desde entonces hasta hoy 
tus predicciones se cumplen 
y sanas al que está enfermo 
y consuelas al que sufre. 

De todos seáis loada, 
oh, Virgen de Guadalupe.