María, excelente peregrina

 

Helder Camara

 

 

Partir es, ante todo, 
salir de uno mismo. 
Romper la coraza de egoísmo 
que intenta aprisionarnos 
en nuestro propio “YO”.  
Partir es dejar de dar vueltas 
alrededor de uno mismo, 
como si ése fuera 
el centro del mundo y de la vida. 
 
Partir es no dejarse encerrar 
en el círculo de los problemas 
del pequeño mundo al que pertenecemos, 
cualquiera que sea su importancia. 
La humanidad es más grande. 
Y es a ella a quien debemos servir. 
 
Partir no es devorar kilómetros, 
atravesar los mares 
o alcanzar velocidades supersónicas. 
 
Es ante todo abrirse a los otros, 
descubrirnos, ir a su encuentro. 
Abrirse a otras ideas 
incluso a las que se oponen a las nuestras. 
Es tener el aire de un buen caminante.