¡Madre!

 

Padre Jesús Martí Ballester

 

 

Necesito la luz de tu mirada
en esta tarde tenebrosa y fría:
la tormenta arrecia 
y el mar se embravece,
el rayo es cuchillo 
rondando siniestro 
el pecho del pobre
la opresión del hundido;
Tú sóla eres, Madre, 
la que puedes darme 
la calma serena,
el amor eterno,
la caricia limpia
del sol de tu frente,
la espléndida risa
del glorioso cielo, 
del azul brillante, 
del armonioso gozo,
de la gracia santa 
de tu Hijo y Padre 
de tu Santo Esposo, 
el Divino Espíritu.
Acércate, Madre, más y más
y más... hasta hundirme
en la rosa inmensa 
de tu Corazón...

Ahí, sólo ahí hay fuente,
fuente cristalina,
y fuera, sólo desazón,
y egoísmo humano,
y fiero escozor;
escozor del hombre, 
¡ay los hombres! 
tortura del pobre, 
¡ay los hombres! 
dolor y dolor, 
¡ay los cuervos!
y siempre dolor, 
¡ay los hijos!... 
¡Ay los ojos! 
¡ácida desilusión! ,

Ábreme tus brazos, 
Madre, ven aprisa, 
antes que la noche llegue,
y zumben las saetas
y ruja el dragón.
Tu pie virginal, María, 
triunfará del desamor.