Silencio para ti mujer

 

        María Velázquez Dorantes        

     

Señora, mujer tan amada gracias por la luna, las estrellas y la noche…amorosa madre gracias por tu sombra, por la mano firme que me sostiene, por la mirada tierna que diriges a tú pequeña hija cuando se levanta en medio del alba…  

Señora, mujer tan bella como la aurora transparente, como la esencia de las flores, como todos esos colores que Dios ha dibujado en el mundo para nuestros ojos…  

Señora de la eternidad, madre de la salvación, mujer de la sonrisa y las mejillas rosadas como sutiles pétalos de rosas, has llegado a mi vida, me has observado como una criatura perdida entre los inmersos árboles, has hecho de mi una criatura con poco a poco se fortalece en la vida mariana…  

Sé que no me abandonas madre mía, ni en los asoleados días de verano, ni en las frías noches de invierno…tú ternura me acompaña siempre y por ello clamo: ¡gracias mujer del silencio y la voz de la humildad!