Aurora Celestial

 

María Velazquez Dorantes

 

María no me dejes en este camino donde el miedo me atormenta, la angustia me sacuda y la incertidumbre me sucumbe. 

Madre del cielo, regalo para los hombres. Yo pequeña hija tuya te pido me cubras con tú manto, me protejas del frío y de la oscura noche…que en mis debilidades mantenga yo la calma, y en mis dolores me sostenga con fortaleza. 

Señora hermosa, cuídame de mis enemigos que me acechan como animales feroces, intentando arrebatarme la tranquilidad de mi alma y el sostén de mi espíritu. 

Señora mía, que tú luz estelar me proteja por aquellas veredas en las que los delincuentes me esperan.

Que sea un pequeño rayo de tú luz celestial el que me avise cuando tenga que alejarme del peligro. Que sea una sonrisa tuya la que conforte mi mente cuando el mal la atormente. 

María no olvides a tú hija, que es débil como un grano perdido en medio de un pastizal. Frágil como una llama de luz en medio de la fuerza del viento. 

Señora y madre mía, yo te ruego que seas tú mi guía en este largo caminar, que sean tus manos las me conduzcan por las puentes de las esperanza y que seas tú la que me lleve hasta tú Hijo y el Padre Celestial. 

Aboga por mis pecados, que la maldad con la actúo no sea un inquebrantable castigo, puesto que yo necesito de tú amor eterno para vivir en la Tierra y alcanzar el Cielo. 

Se mi intercesora ante Dios Padre, ruega por mí, para que en las noches el temor no me abata y al momento de dormir me lleve en los labios el nombre de Santa María Virgen y Madre de está tú humilde sierva que se siente perdida en el mundo banal.