Arrullo

 

Alfonso Junco

 

 

Duérmete, mi Niño,
duérmete, mi sol,
ya no te desvelen
cuidados de amor,
que aunque todos duerman
velaré yo.

Así cantaba la Virgen
arrullando al Niño Dios...

...Y el alma que la escuchaba
hizo suya la canción:
que en el Pesebre Eucarístico
a su Niño contempló,
noche a noche desvelado
de pena y de compasión,
mientras el mundo se duerme
en un grosero sopor...

¡El alma que oyó a la Virgen
se prendó de la canción,
y traspasada de amores
el mismo arrullo cantó:

Duérmete, mi Niño,
del sagrario sol,
ya no te desvelen
cuidados de amor,
que aunque todos duerman
velaré yo!