Virgen en el parto

 

Marqués de Santillana

 

 

Quedó cual vidriera transparente
que pasa el claro sol por mitad della,
y con su bella luz resplandeciente
deja su claridad más pura y bella;
quedó como la puerta del Oriente
cerrada al rey, aunque pasó por ella;
quedó cual la bujeta en que ámbar hubo,
dando fragancia del olor que tuvo.

Quedó llena de gozo y alegría,
como suele la vista que concibe
las semejanzas que el objeto envía,
que dél sin lesión dellas recibe;
quedó cual rostro virginal que cría
el sudor que al salir no se percibe;
quedó cual suele el corazón humano
que pare su concepto y queda sano.

Tiene la Madre al Hijo entre los brazos
para abrigarle entre los blancos pechos;
dale estrechos dulcísimos abrazos
y mil besos sabrosos más estrechos;
el Niño eterno haciendo tiernos lazos
de los bracitos de azucenas hechos,
enlaza el cuello de la madre pura
aumentando su gracia y hermosura.

Envuélvele en los cándidos pañales,
los brazos tiernos con el pecho faja,
besa los pies de rosas y corales
del Dios que por que el hombre suba baja;
y al rey de las riquezas inmortales
en un pesebre pone entre la paja,
siendo el que con sus plantas de jazmines
huella glorioso alados serafines.