Llanto silencioso con María, en Sábado Santo

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 


Dejaste el sepulcro
lleno,
de aquel que habías gestado,
y ahora había muerto.
Nunca habías sabido que es lo que en Él había
que tu no hubieras engendrado
cuando en Nazaret a Gabriel dijiste sí
segura estabas de que más grande era
que lo que de tu cuerpo había manado.
Ahora meditas:
lo que no era tuyo
no ha quedado en el sepulcro
encerrado.
Continúa junto a ti, contigo
sin verle tú
pero experimentas su amor
que esta vivo
¿dónde reside el misterio?
¿dónde mora el alma
que no ha muerto,
que tu no habías
engendrado?
pensar te atormenta
el Sábado Santo


Llora, llora, no me extraña
tu dolor
sueña, sueña,
una ilusión cierta.
por más que sea
desconocida.
Estaba muerto, nadie lo duda,
pero vive, convencida estás.
Muerte, esperanza, dolor
y Fe
Sábado Santo.

Antes de que amanezca,
antes de que el silencio se evada,
antes de que los murmullos todo lo invadan,
antes de que empiece la jornada ruda del trabajo,
volverás al sepulcro, con aromas,
perfumes, suaves fragancias,
para su alma
doquiera esté.
Suave bálsamo que quieres
sea caricia
para su piel,
tu que tanto la habías besado
cuando era niño.
El efluvio,
ofrenda pura había de ser,
semejante a la que en Belén
recibió de los Magos.
Saldrás presurosa, antes del alba
Es tu deseo y te duermes
afligida,
un poco
el Sábado Santo.

Quedo a tu lado
susurrando una plegaria
de Esperanza, este anochecer
de Sábado Santo.

Vas temprano,
a su encuentro,
Él te encuentra
sonriente, y te saluda
triunfante.
Los perfumes, los bálsamos
se derraman y un suave aroma
llena el ámbito.
Tu y tu Hijo
tu Hijo y tu
estáis solos
amor de madre, amor de Hijo:
Caridad
Hoy es Pascua
atrás ha quedado
el Sábado Santo