La Virgen oferente

 

Rufino Maria Grandez

 

 

La Virgen oferente
acerca con sus manos al Cordero;
¡oh víctima y presente
que colma el orbe entero,
primicia del rescate verdadero!

Ofrenda y holocausto,
oh Padre, no borraron el pecado;
aquí mi amor exhausto,
mi cuerpo consagrado,
serán el sacrificio de tu agrado.

Se entrega sin retorno
el Hijo que hace voto irreversible;
su amor -ternura y horno-
. que en Cruz salió invencible
el don que da la Iglesia hizo posible.

Jesús sale al camino
del pueblo que le espera y necesita;
ofrece su destino,
y el viejo israelita
nada quiere después de la visita.

Adorna tu morada,
Sión, que es gran y santo aquel que llega;
cual virgen agraciada
en él tu amor despliega
y lleva al mundo el don que se te entrega.

¡Honor a Jesucristo,
mostrado y ofrecido por Marial:
¡feliz el que lo ha visto
en esta parusia
de paz y de consuelo y de alegría!