Sospechando lo peor

 

Fray Ambrosio de Montesino

 

 

En Betania estaba sola
la Reina eclesial,
sospirando por su hijo,
Rey eterno y temporal,
con temores lastimeros
de tristeza desigual,
hecha un mar de pensamientos
de forma de quien la viera
le pudiera preguntar:
«Poderosa Emperatriz,
¿qué sentís? ¿qué es vuestro mal?"
-Son mis penas, respondiera,
mal si no cuento, mal sin par,
porque creo que está preso
mi bien todo universal-.
Así estando esta Señora
gritos grandes oyó dar
a uno que le venia
con las nuevas del pesar;
y dijo: «Preciosa Reina,
vuestros miedos son verdad;
no es menos vuestra congoja
que fue vuestra dignidad.
Vuestro hijo queda preso,
toda vuestra libertad;
yo lo dejo encadenado
en la cárcel criminal,
cercado de fariseos,
que se lo quieren tragar «,
«Si lo viésedes aflito
por vos, Madre, sospirar,
no os quedaría sentido
ni vida sin espirar;
él desea vuestra vista,
que no tiene a quien mirar.
Por eso venid conmigo,
que lo quieren justícíar;
levaréis con él la cruz,
que no se puede mudar;
que el dolor si quita fuerza
amor os puede esforzar