Tú que surcas el aire

 

Leopoldo Panero

 

Tú que surcas el aire y eres aire,
y eres gloriosamente transparencia,
y límpida materia en forma humana,
vuelve hacia mí tu aérea
majestad, y reparte
la brisa de tus dedos cuerda a cuerda,
en el son prometido de mi alma
y en la música amarga de mi pena.

Tú que estás a mi lado por las noches
velando oscuramente mi pureza,
y meciendo mi trigo jubiloso
y lavando mi risa en agua fresca,
vuelve hacia mí, Señora,
un poco de tu hermosura, y que la vea
mi corazón silente
a través del amor con vista trémula.
Enlaza los sarmientos de mis brazos
en tu misericordia, y mi tiniebla
cubre con tu mirada
y tenme en tu regazo la cabeza.