Antífonas del Sábado Santo

 

Monseñor Pedro María Casaldáliga

 

 

-En la restauración
de sus Oficios nocturnos. 1951.-

El llanto vegetal
del incienso. Y el agua.
Y el fuego del pedernal...
Porque hoy empieza todo,
hoy habla lo elemental.

Y el Verbo se hace Luz
en la carne labrada de la cera...

Como en Belén tu Madre, en la gozosa
alba de ocaso de tu Navidad,
sobre esta cuna de inmortalidad,
en retorno de amor, vela tu Esposa.

Ni el día. Ni la aurora.
Ni los hombres... ¡Tú, Noche veladora
entre las flores del huerto!

¡Sólo tú sabes la hora!

¡Ha vuelto la golondrina
del Aleluya!

Tu Cuerpo es la Primavera.
Todas las rosas se cifran
en tus cinco rosas nuevas.

Cuando El llegó
¿qué hora daba, Madre,
tu Corazón?
(Mientras no llegaba,
daba la hora
de la esperanza).
Pero cuando llegó
¿qué hora daba...?

Tú, la primera. Habías de ser Tú.
¡Si hasta que vino a verte,
no hubo resucitado enteramente!

Hoy, Madre Fuente, conresucitado,
me renuevo en la muerte del Bautismo,
para volver a ser, ya hombre, el mismo
que nací de tu seno inmaculado.

¡Yo te seré testigo de Sábado:
como este exultante Diácono!