Trémulo

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

Temblando de emoción me acerco a ti, jilguero
Y Madre tierna y feliz, ahora superadas
Las dolorosas horas del corazón dañadas
Que fueron sobre ti, de Dios bello lucero. 

Ya solo la armonía de un Cielo, en el que espero
Morar contigo siempre en diáfanas moradas,
En santa compañía y amor con las miríadas
De ángeles que alaban, con canto placentero. 

María, dulce encanto, del cielo adorno fino,
Madre del Salvador, que con divina amor 
Salvó a la humanidad y ha sido su camino. 

Vayámonos a Cristo, y que tu cristalino
Rostro nos ilumine, y acerque al pecador
A la divina lumbre, hasta el trono divino.