María apaga

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

Entre las olas de mi mar rugiente,
Y el siniestro silbar de un viento recio ,
Maria siempre acude en paz, sin precio,
Llenando con su amor puro y clemente.

En el incendio de su amor candente,
Mi refugio depara sin desprecio,
Que sabe nuestra madre dar aprecio,
Y sabe de Jesús ser indulgente.

Y el proceloso mar se torna ledo
Delante de María victoriosa,
Que alivia con su amor, terror y miedo.

Dechado de mujer, con silbo quedo
Templas mi corazón, madre animosa,
Y en calma, y junto a ti, a Cristo allego.