A María confundido

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

¡Tantas cosas! tantas cosas
Como pasan por la vida;
Cosas que no controlamos,
Dejando al alma perdida..

Tantos recuerdos lejanos,
Tanto bregar con la vida,
Tanto amarte, y no decirlo,
Y es algo que no se olvida..

Amor que a María canté;
A mi virgencita amada,
Desengañado y ya roto;
Lloré sobre la almohada..

Y sentí lo que se siente
Ante la cruel lejanía,
Ni aun así quise ofrecerme,
Aun estando en agonía..

Silencios, dulces palabras;
Que alaban y son sinceras,
Y que parecen vacías,
Siendo tan firmes y enteras..

Todo pasa, todo vuelve
Al origen de la vida,
Y a Jesús al que ignoramos
Hasta el día de la partida..

La dulce melancolía
Vacía de cualquier motivo,
Pero que se acerca al alma
En dulce placer esquivo.

Ya no quedan las hazañas
De la juventud dichosa,
Entre días claros y oscuros
De una ansiedad afanosa.

Y amainan, alma y cerebro;
Ya no hay locas fantasías,
Y aceptamos ya la muerte
Con alivio y apatía.

Solo queda una verdad;
Y es haber perdido el tiempo,
Sin mi Virgen, mi Jesús,
Y nunca vivir contento.

Solo queda una esperanza;
Despender de su bondad,
y de su misericordia
Ante mi inutilidad.